14 octubre, 2024

México, la judicialización de la política y el asombro por el atentado contra CFK | El lawfare, el intento de magnicidio y los cambios que busca AMLO, temas de debate en el Senado mexicano


Desde Ciudad de México”¡Que vivan las 4 T!”, “¡Que viva la Cuarta Transformación”! “¡Viva Claudia y viva AMLO!”. Con las manos alzadas mostrando cuatro dedos, la arenga de los integrantes de Morena, el partido gobernante, resonaba fuerte anoche en el salón Octavio Paz del edificio del Senado Mexicano, en la moderna arquitectura de formas circulares que se levanta destacada en el Paseo de la Reforma, en pleno centro de la ciudad. Otra arenga sonó fuerte, como un desafío o como una promesa: “¡No hay Milei que dure mil años, pues!”. Reunidos para hablar de “La judicialización de la política”, los mexicanos escucharon asombrados los detalles increíbles de la investigación del atentado a Cristina Kirchner, celulares borrados incluidos, la coronación del lawfare que implica el caso, lo que está pasando en el juicio en este momento. Hablaron también del paso clave que busca dar la “Cuarta Transformación” que promete el morenismo para México: una reforma judicial que está siendo debatida en asambleas, y que propone la elección popular de los jueces, un tope a los altos sueldos y gastos reservados del poder judicial, y mayor control sobre el desempeño de los magistrados y los tiempos de las causas.     El rumbo político del sur del continente es seguido con asombro desde estas tierras en las que el morenismo ha acumulado poder y se encamina, además de la continuidad con Claudia Sheinbaum, a asumir mayorías especiales en el nuevo parlamento. Lo que contaron los senadores Oscar Parrilli y Anabel Fernández Sagasti fue un repaso de lo que fue ocurriendo en la investigación de un intento de magnicidio que no incluye líneas hacia autores intelectuales ni financiamientos. El libro Muerta o presa, de la periodista de Página/12 Irina Hauser, fue citado como revelador de esta historia reciente. Los detalles, narrados uno tras otro, generan verdadero asombro en el auditorio. También los del despliegue de un lawfare que incluye viajes a Lago Escondido, partidos de paddle o de fútbol entre jueces, fiscales y presidentes, doctrinas a medida, causas cerradas que se vuelven a abrir una y otra vez, excavadoras buscando dólares en la Patagonia.  
“El poder judicial se ha convertido en un partido político que defiende intereses anti populares. Quieren la muerte pública y política de nuestros líderes, que están condenados de antemano. Muestran la cabeza de esos líderes populares, para que ningún otro se atreva a intentar cambiar las cosas”, denunció Fernández Sagasti. Parrilli habló del “Plan Cóndor 2”, que implica cambiar el partido militar por el judicial, citando el título del diario Clarín: “La bala que no salió y el fallo que sí saldrá”. Y enumeró las más de 600 denuncias que tuvo Cristina Kirchner (70 de ellas, iniciadas por las mismas 6 personas); los 13 procesamientos y 7 pedidos de prisión preventiva, 11 dictados por un mismo juez sorteado en todas las causas, Claudio Bonadio, dos por Julián Ercolini. Al igual que en la Argentina, el poder judicial mexicano es uno de los que menos niveles de confianza registran en la opinión pública. En sus habituales “Mañaneras” (las conferencias de prensa matutinas a las que ahora suele sumar a todo su gabinete, y que generan fragmentos muy replicados a lo largo del día) AMLO le viene dando duro y parejo a los criticados fideicomisos del Poder Judicial, que se han exhibido como verdaderas fuentes de corrupción, con escandalosos ejemplos descubiertos.   En México el Poder Judicial tiene 13 fideicomisos: seis en la Suprema Corte, cinco en el Consejo de la Judicatura Federal y dos en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, por un valor que no termina de estar del todo claro, pero asciende a más de 15 mil millones de pesos, unos 800 millones de dólares. El gobierno de AMLO envío un proyecto para eliminarlos, que fue aprobado por el legislativo pero, claro, el gran cambio encontró una traba en el mismo poder judicial, que frenó su aplicación. “No tienen dignidad”, los fustigó López Obrador. Ahora, cuando se le cuestiona con qué dinero se hará la elección popular de los jueces (“llevará un costo similar a una elección presidencial”, critican), redobla la apuesta: “Pues le voy a dar el remedio y el trapito: que aporte el Poder Judicial la mitad de lo que tienen guardado en los fideicomisos y con eso alcanza”, apunta. En el mismo sentido de ha manifestado Sheinbaum: “Se va a fortalecer el poder judicial porque se va a liberar de la corrupción”, defendió la reforma ya enviada por el Ejecutivo a la Cámara de Diputados. Así las cosas, el “partido judicial” fue el eje de preocupaciones regionales compartidas, a las que se sumó el exministro de Cultura de Ecuador, Galo Mora, que celebró que “hoy llegaron a México, sin haberse puesto de acuerdo, Cristina Kirchner y Rafael Correa”. Los morenistas se entusiasman con “el segundo escalón de la cuarta transformación” al que prometió llevar a México Sheinbaum cuando asuma la presidencia el 1° de octubre próximo. En ese escalón, y a la luz de la experiencia regional, la reforma judicial cuyos detalles punteó en la charla la senadora mexicana Citlalli Hernández aparece como clave. “Es difícil, pero no imposible. Si tenemos la responsabilidad del poder, hay que usarlo”, agrega en diálogo con Página/12 Elisa Molina, regidora (el equivalente a concejala) de la cercana Puebla, donde se originó la peligrosa Yunque,​ una organización secreta paramilitar, ultracatólica y de extrema derecha vinculada al panismo. En Puebla, repasa Molina, el morenismo asumirá en octubre por primera vez. El repaso del accionar criminal del Yunque incluye la acción psicológica que ha sabido utilizar bien en la Argentina la organización Revolución Federal, cuya implicancia en el atentado quedó fuera de la investigación principal. Un dato entre los muchos que aportó Fernández Sagasti conmocionó al auditorio: “Cristina siempre dice que está viva gracias a Dios y a Néstor, y eso se volvió a comprobar en el juicio. Las pericias que se hicieron sobre el arma de Fernando Sabag Montiel, que tenía cinco balas en la recámara, mostraron que era perfectamente apta para matar. Sobre 300 disparos que hicieron, salieron todos”. 

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