Rafa Nadal se retira del tenis a los 38 años y tras conseguir 92 títulos en su palmarés, 22 de ellos Grand Slam, además de haber ganado la medalla de oro en los Juegos Olímpicos, tanto en individuales como en dobles, y 5 Copas Davis.
Llegar tan alto en un deporte tan exigente como el tenis no es casualidad. Además de sus aptitudes para el deporte, Nadal siempre ha entrenado duramente y, aunque nunca le ha obsesionado la alimentación, si que ha llevado una dieta sana y equilibrada. Sin embargo, siguiendo la recomendación de su nutricionista Nuria Granados y de cara a mejorar su rendimiento físico y su salud, hay ciertos alimentos que ya no come: la carne, el queso y el embutido. Además la nutricionista ha eliminado de su dieta “alimentos ultraprocesados y aquellos que contienen ingredientes de baja calidad, grasas trans y un exceso de azúcares, ya que son perjudiciales para su salud y para su rendimiento”.
La restricción de carne en la dieta puede llevarnos a pensar en una falta de proteínas en la dieta, algo indispensable para los deportistas, sin embargo, como apunta a CuídatePlus Belén Rodríguez, nutricionista, “la carne no aporta ningún beneficio extra que no aporte otros alimentos”. Es cierto que es “una buena fuente de proteína de alta calidad pero también lo son el pescado, los huevos, la leche y ciertas legumbres”. La carne, añade, también aporta vitaminas y minerales pero también se encuentran en el pescado, los huevos y la leche”. Por tanto, según la experta, “podríamos prescindir de la carne y tener una dieta completa”.
De hecho, según la experta, “cada día son más los estudios que hablan de los beneficios que tiene para la salud sustituir la proteína animal, especialmente la carne (y más aún la procesada) por proteína vegetal”.
En el caso de los deportistas, como Rafa Nadal, “no es imprescindible el consumo de carne porque hay otros alimentos que aportarían esta proteína”.
Importancia de la proteína para el deporte
Las proteínas son clave para todo el mundo pero más aún, si cabe, para los deportistas. Esto es así porque entre otras cosas, el consumo de proteínas es esencial para la creación de masa muscular, y una ingesta adecuada de proteínas es fundamental para la síntesis muscular, especialmente en combinación con el entrenamiento de fuerza. Además, proporcionan los aminoácidos necesarios para la reparación y crecimiento de las fibras musculares dañadas durante el ejercicio.
Los beneficios son:
• Facilita el crecimiento y la reparación del tejido muscular.
• Puede ayudar a la pérdida de grasa al aumentar la saciedad y preservar la masa magra durante dietas hipocalóricas.
• Mejora la recuperación después del ejercicio intenso.
¿Proteína animal o vegetal?
Es importante señalar que “las proteínas presentan diferencias importantes en cuanto a su origen, composición, digestibilidad, contenido de grasas y colesterol, y fuentes de fibra y nutrientes”, explica Pablo Ojeda, nutricionista. Así, “las de origen animal que se encuentran en la carne, el pescado, los huevos o los lácteos, contienen todos los aminoácidos esenciales para nuestro cuerpo y se digieren mejor que las de origen vegetal, que se encuentran en legumbres, cereales integrales, frutos secos o semillas”. Además, comenta el experto, estas últimas, las proteínas vegetales, “pueden ser incompletas en aminoácidos”
Entonces ¿son mejores las proteínas animales que las vegetales? En parte sí y en parte no. Es cierto que se digieren mejor las animales pero también “suelen ser más altas en grasas saturadas y colesterol”, por otro lado, las vegetales, aunque se digieren peor, “son más bajas en grasas y colesterol, y aportan fibra, vitaminas y minerales”.
¿Qué pasa con los embutidos?
En relación al consumo de embutidos, hay que indicar que la ingesta excesiva favorece la hipercolesterolemia y el aumento de peso debido al aporte graso y calórico. Además, suelen tener un alto contenido en sal. Su consumo puede desplazar el consumo de otros alimentos más saludables, como las frutas, verduras, legumbres, carnes blancas, pescados, huevos…
Otro aspecto que debe considerarse es la posible relación entre consumo habitual de embutido y cáncer. “En relación al consumo de carne roja y carne procesada, la Agencia Internacional de Investigación del Cáncer (IARC), que es una entidad de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que cataloga agentes en función de su capacidad de ser cancerígenos, presentó en octubre de 2015 un informe donde vincula en diferentes grados el consumo de la carne roja y la carne procesada con el riesgo de padecer cáncer”, exponen expertos de la Universidad Oberta de Cataluña.
