19 enero, 2025

Ortorexia y vigorexia: cómo saber si sufres estos trastornos de la alimentación


La preocupación por la imagen corporal va más allá de la pérdida de peso y en muchos casos se enfoca en otros aspectos. Junto a la anorexia, la bulimia y el trastorno por atracón, en los últimos años han aumentado otros trastornos de la conducta alimentaria (TCA): la vigorexia y la ortorexia. Los afectados por el primero buscan de manera obsesiva el aumento de masa muscular, mientras que el segundo se centra en la ingesta de alimentos saludables llevada al extremo.
“Observamos una tendencia hacia la búsqueda de cuerpos más voluminosos y musculados”, confirma la dietista-nutricionista Bárbara Tena. Tena es cofundadora del Proyecto Comer Libremente, que ha elaborado el informe “Percepción del riesgo de TCA en población adolescente” en colaboración con el Colegio Oficial de Dietistas-Nutricionistas de la Comunitat Valenciana (CODiNuCoVa). Según se desprende de este documento, el 35,7% de los adolescentes está o ha estado a dieta en el último año y la mayoría de ellos no quiere especificar el motivo por el que la comenzó. El análisis se ha realizado con encuestas a 300 adolescentes de 12 a 16 años en centros educativos de Valencia.
Cuando se les preguntó por su relación con la comida, 1 de cada 5 adolescentes confesó haber mentido en el último año respecto a lo que había comido o fingir malestar físico para no comer. “Recurrir a la mentira para reducir la ingesta demuestra que hay un problema evidente con la comida, normalmente relacionado con el deseo de comer menos. Este comportamiento suele estar vinculado a un ciclo emocional característico de los TCA que incluye emociones como la culpa, la pérdida de control y la frustración”, indica Tena.

Signos de alerta de la vigorexia

Luis Cabañas, presidente de CODiNuCoVa, explica que la vigorexia, también llamada dismorfia muscular, “es la necesidad obsesiva de conseguir un incremento de la masa muscular, utilizando cualquier técnica o medio, independientemente de lo que pueda conllevar para la salud, como por ejemplo el consumo de esteroides”.
Estos son los rasgos que caracterizan a las personas con vigorexia y pueden servir como signos de alerta:
Realizan ejercicio (principalmente de musculación) de manera obsesiva y adictiva sin importar las repercusiones.
 
Tienen una imagen irreal de sí mismos: se ven poco atractivos, débiles, delgados e incluso enclenques. 
 
La preocupación obsesiva por la figura les lleva a mirarse constantemente en el espejo, se comparan con otros y se pesan en la báscula varias veces al día.
 
Tienen sentimientos de culpabilidad e irritabilidad cuando no pueden realizar ejercicio o cuando alguien les critica dicha actividad.
 
No pueden dejar de ir ni un solo día al gimnasio o dejar de hacer ejercicio.
 
Abandonan sus actividades de ocio habituales y descuidan el trabajo o los estudios para seguir concentrados en la práctica de deporte.
 
Se van aislando poco a poco de su ambiente social y familiar. Se vuelven introvertidos y con poco contacto social para dedicarse casi en exclusividad a realizar ejercicio.
 
Desarrollan baja autoestima y presentan sentimientos de soledad, fracaso e incomprensión hacia su entorno.
 
Pueden sufrir problemas orgánicos y lesiones físicas como consecuencia de una práctica de deporte desmedida.
 
La desproporción entre las partes corporales es muy frecuente. Por ejemplo, personas con torso y cuello muy voluminosos que hacen que la cabeza se quede pequeña en proporción.
 
Es frecuente que los vigoréxicos desarrollen un trastorno alimentario debido al estricto control que tienen sobre lo que comen. Consumen muchas proteínas e hidratos de carbono y poca grasa, en un intento de favorecer el aumento de la masa muscular. Esto deriva en trastornos metabólicos.
 
El uso de productos dopantes y esteroides anabolizantes es también muy frecuente. Se busca mejorar el rendimiento e incrementar el volumen de los músculos, pero estas sustancias producen alteraciones metabólicas y suponen diversos riesgos para la salud. 

Signos de alerta de la ortorexia

“La ortorexia se basa en un miedo irracional y una obsesión también irracional con comer limpio, es decir, lo más saludable posible, lo que conlleva precisamente conductas poco saludables hacia los alimentos que elegimos o un miedo atroz a enfrentarnos a alimentos o a productos que sabemos que no son saludables”, describe Cabañas.
Estas son las principales señales que pueden ponernos sobre la pista de que alguien padece este trastorno de la alimentación:
Dedicar más de tres horas al día a pensar en comer de forma saludable.
 
Falta de flexibilidad en la alimentación diaria.
 
Sensación de descontrol con la comida.
 
Realizar una dieta con demasiadas restricciones de alimentos. Las personas con ortorexia evitan de manera estricta alimentos que consideran poco saludables, que suelen ser aquellos que contengan grasas, azúcares, conservantes, aditivos alimentarios y productos de origen animal.
 
Vigilar exhaustivamente el etiquetado de los productos para conocer todos los ingredientes que contienen y así asegurarse la pureza de los alimentos.
 
Preocuparse más por la calidad de los alimentos que por el placer de consumirlos.
 
Disminución de la calidad de vida conforme aumenta la obsesión por la calidad de la alimentación.
 
Sentimiento de culpabilidad cuando se incumplen las convicciones dietéticas.
 
Planificación excesiva de lo que se comerá al día siguiente.
 
Aislamiento social provocado por el tipo de alimentación.
 

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