Los beneficios de mantener relaciones sexuales van mucho más allá de la sexualidad. Tener una vida sexual activa, entre otras cosas, se asocia con una mejor salud cardiovascular y una mejor respuesta inmune. Además, como cuenta a CuídatePlus Jesús E. Rodríguez, sexólogo y director del Instituto Sexológico Murciano, “la elevada secreción de oxitocina, dopamina y endorfinas durante el orgasmo hace que estemos de mejor humor y que nos relajemos”.
Es más, el sexo tiene otros beneficios a nivel de salud mental. Muchos estudios han demostrado que practicar sexo de 2 a 4 veces a la semana tiene otros beneficios como mejorar el estado de ánimo o reducir el estrés. Esto es así porque “mantener relaciones sexuales hace que liberemos una serie de hormonas que tienen un efecto positivo sobre el estado de ánimo, como DHEA, y neurotransmisores como la serotonina y endorfinas, que nos harán sentirnos más activos y animados, al tiempo que contribuyen a mejorar los síntomas de ansiedad y depresión”, explica. Además, “aumenta la autoestima ya que reduce los niveles de cortisol, la hormona que segregamos en situaciones de tensión o estrés”.
Sin embargo, hay veces que nos podemos llevar algún que otro susto manteniendo relaciones sexuales. Hay veces que la excitación del momento y los movimientos pueden llevar a la aparición de lo que se denomina penis captivus. Como explica a CuídatePlus Valérie Tasso, sexóloga y embajadora de Lelo, “este síndrome ocurre durante las relaciones sexuales cuando los músculos de la vagina aprietan el pene con mucha más firmeza de lo habitual, lo que hace imposible que el pene sea retirado de la vagina”.
Durante la excitación sexual, “el pene se llena de sangre y se pone erecto, mientras que los músculos vaginales se contraen rítmicamente durante el orgasmo”. En algunos casos, “estas contracciones pueden ser tan fuertes que “atrapan” el pene, impidiendo que se retire hasta que los músculos se relajen de manera natural.
Este fenómeno a veces se asocia con el vaginismo, “una condición en la que los espasmos involuntarios de los músculos vaginales hacen que la penetración sea dolorosa o imposible”. La buena noticia es que “el penis captivus suele durar poco, y con un poco de paciencia (y mucha respiración profunda), la situación generalmente se resuelve sola en cuestión de minutos”. ¿Cómo? Después del orgasmo, “los músculos vaginales suelen comenzar a relajarse, y a medida que el pene pierde su erección, la separación se hace más fácil. La mayoría de los casos se resuelven en cuestión de minutos, cuando los músculos se relajan y el pene se deshincha”, informa.
Afortunadamente, indica la sexóloga, “este síndrome es muy poco frecuente”, aunque puede ocurrir y hay que saber cómo actuar para evitar problemas graves en la zona. Ya que, “tratar de sacar el pene a la fuerza podría causar daño a ambos y agravar el problema (desgarros mutuos)”. Así que lo mejor es no perder la calma, como hemos dicho más arriba.
Posturas más “peligrosas”
En cuanto a qué posturas son las más peligrosas, la realidad es que no es tanto una cuestión de posturas sexuales como “de contracciones de la vagina muy fuertes durante el orgasmo”, puntualiza Tasso. Eso significa que “este síndrome puede aparecer en cualquier tipo de posturas”. Factores como “diferencias anatómicas, lubricación o problemas de control muscular pueden contribuir a que esto ocurra”, por ejemplo.
Cómo actuar
Lo mejor es no perder la calma. Aunque tu primer instinto sea alarmarte si pasa, eso solo empeorará la situación. Tratar de sacar el pene a la fuerza podría causar daño a ambos y agravar el problema. Es como estar atrapado en arenas movedizas: luchar solo empeora las cosas. “Hay que saber que si eso sucede, no durará mucho tiempo. Solo unos segundos o minutos. Así que lo que hay que hacer es relajarse, respirar profundo y tranquilizarse mutuamente. Mantener la calma permitirá que los músculos vaginales se relajen, y el pene se deshinchará naturalmente, lo que facilitará la separación”. Otro consejo es “usar un lubricante para minimizar las probabilidades de que esto ocurra. La lubricación, indica, “reduce la fricción y disminuye el riesgo de que los músculos vaginales se contraigan demasiado”.
Si a pesar de tus esfuerzos por relajarte la situación persiste, deberías buscar ayuda médica. Un profesional de la salud puede administrar un relajante muscular para aliviar las contracciones.