2 julio, 2024

¿Por qué no hay que usar auriculares todo el tiempo?


Los auriculares inalámbricos llegaron para quedarse y cada vez es más común ver a la gente utilizándolos para hablar por teléfono, participar en reuniones, escuchar música… Sin embargo, ¿cómo afectan a la salud de nuestros oídos? Dos expertos consultados por CuídatePlus resuelven nuestras dudas. 
En este tema, como en casi todo, no hay duda: hay que aplicar el sentido común. “Es importante que su uso no dañe el oído”, explica Carlos Ruiz Escudero, jefe del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid. ¿Por qué pueden dañarnos el oído? Por varias razones, detalla Ruiz, por el volumen de la fuente sonora, su tiempo de uso y por tener un cuerpo extraño adosado al pabellón auditivo. 
En esa línea, Rocío Gonzalez, vocal de la comisión de Otología de la SEORL-CCC, explica que se recomienda no utilizarlos “más de 60 minutos a más del 60% de la capacidad del dispositivo”. De hecho, muchos aparatos ya avisan de que se va a subir el volumen por encima de los recomendado. Y cuando esto ocurre, conviene hacer caso. 
“Lo ideal es llevar los auriculares puestos el menor tiempo posible. Utilizarlos todo el día seguro que te va a generar problemas en el oído a la larga. Mi consejo es que se pueden utilizar durante una llamada y, al finalizar, hay que quitárselos”, dice Ruiz Escudero. 

Escuchar música en el coche 

Un uso puntual a un volumen mayor no debería causar daño, opina González. Pero si la exposición al sonido es continuada, no sólo con auriculares inalámbricos, sino también al escuchar música en el coche a todo volumen, también puede dañar el oído. El quid de la cuestión es que al introducirlos en la oreja “logramos que los decibelios estén más altos que si escuchamos con un altavoz”. 
Ruiz Escudero apunta que a partir de los 90 decibelios el oído interno empieza a sufrir pérdida auditiva. “No sólo eso, sino que es frecuente que la pérdida de audición se asocie a la aparición de tinnitus”. Además, el primer síntoma de la pérdida de audición, según ambos especialistas, suele ser cuando la persona acude al médico porque no entiende lo que oye, especialmente en ambientes ruidosos. 
Se trata, por tanto, de prestar atención a la exposición en el tiempo y a la intensidad. Un ejemplo son aquellas personas que experimentan una pérdida auditiva -un trauma sonoro crónico- por la exposición al ruido en el trabajo. “Logramos lo mismo si nos estamos dando caña con música muy alta todos los días”, explica González.  De hecho, se está viendo la aparición de daño auditivo a edades tempranas. Sin embargo, puede que no obedezca sólo a sonidos muy altos sino también a otros factores.
Entre otros problemas asociados al uso continuado de cascos, Ruiz Escudero añade la aparición de dermatitis o alteración de la piel de la zona, así como el orígen de tapones de cerumen. 

¿Qué pasa con los cascos con cancelación de ruido?

Por otro lado, los cascos con cancelación de ruido “generan una cámara de aire y suelen apretar bastante. El oído queda incrustado en una cámara que no transpira porque para conseguir la cancelación del sonido deben ir sellados al cráneo”, explica Ruiz Escudero.
En ello coincide Gonzalez, quien explica que “con cancelación de ruido incluso poniendo baja la música se puede escuchar”, así pues es igual de dañino porque la exposición es la misma. 
Ruiz Escudero añade que “ya llevamos auriculares incorporados: las orejas. Estas dirigen la onda sonora al oído. Los pliegues hacen que la onda sonora se dirija al conducto auditivo externo.

Como cuidar los oídos en los conciertos

Sin ir más lejos, los cantantes y los músicos en los conciertos suelen utilizar atenuadores del sonido, lo que permite que les lleguen menos decibelios sin distorsión del sonido. Algo similar se está haciendo en algunas empresas para precisamente evitar la exposición laboral al ruido y la aparición del trauma sonoro crónico. 
Como no contamos con estos atenuadores, hay que tener cuidado para evitar el daño auditivo cuando acudimos a un concierto. González recomienda no ponerse al lado de los altavoces. “En espacios abiertos es un poco menos problemático porque el sonido se disipa, pero en sitios cerrados es peor”. 
Y si vamos a un festival hay que intentar descansar los oídos y tratar de no ir a muchos conciertos seguidos o alejarse un poco de la fuente sonora.

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