La vuelta al colegio es sinónimo de virus, sobre todo, en los niños más pequeños que van a las escuelas infantiles. Un ejemplo de virus frecuentes en otoño es el el tipo Coxsackie A16, que provoca el boca-mano-pie, “una enfermedad exantemática infecciosa causada por enterovirus y que afecta típicamente a estas áreas, boca, manos y pies”, informa a CuídatePlus Cristina Calvo, presidenta de la Sociedad Española de Infectología Pediátrica (SEIP). Este problema afecta “fundamentalmente a niños pequeños en edad escolar o primera infancia”. Como recogen los autores del documento Enfermedad mano-pie-boca, publicado en Dermatología Pediátrica, “la mayoría de los casos se presentan en la población pediátrica menor de 10 años, aunque también se han descrito casos en la edad adulta”.
Es muy contagiosa ya que “se contrae de persona a persona a través del contacto estrecho, por vía respiratoria a través de las gotitas respiratorias y o de secreciones”. De hecho, es una de las más frecuentes en la población infantil.
Síntomas del boca-mano-pie
Los síntomas del síndrome boca-mano-pie “aparecen entre tres y siete días después de la exposición al virus y suelen presentarse en forma de erupciones o ampollas leves en los pies, las manos, el área de la boca y la nariz o la región pélvica donde se coloca el pañal”, informa Ángel Valls, de la Sociedad Valenciana de Pediatría. Además, añade Calvo, “puede causar fiebre y, aunque las lesiones son molestas, no pican”. También “puede acompañarse de falta de apetito, vómitos o decaimiento”.
Como informa Valls, hay casos en los que, pasados unos días, “se puede ocasionar la caída de algunas uñas, especialmente de las manos”. Este es un síntoma relativamente frecuente a las 5-6 semanas de haber pasado la enfermedad. “Las uñas se pueden ir despegando hasta desprenderse totalmente sin dolor ni complicaciones”, apunta Lucía Galán, pediatra en Centro Creciendo. Normalmente, indica, “afecta a las manos pero, en ocasiones, puede afectar a los pies”. En estos casos, la experta aconseja, “mantener una buena higiene e hidratar bien los dedos hasta que salga la uña nueva”.
A pesar de ser una enfermedad leve, que no se suele complicar, en los casos más graves “se pueden producir úlceras en la garganta y en el interior de la boca, cuadros de fiebre moderada y prolongada o gastroenteritis agudas”, destaca Valls. En ocasiones puntuales, “el virus puede provocar también sequedad en las mucosas y la piel, coloración excesiva de la orina, pérdida de peso e irritabilidad.
Prevención y tratamiento
En cuanto a la prevención de esta enfermedad, actualmente no hay ninguna vacuna para prevenir la enfermedad boca-mano-pie. Lo más efectivo y lo que aconsejan los pediatras es mantener un buen hábito de higiene, lavándose las manos con agua y jabón, especialmente después de ir al cuarto de baño. Para reducir los riesgos de contagio es recomendable desinfectar con frecuencia las superficies y los objetos que usen los niños de forma habitual, incluyendo los juguetes. Además, hay que evitar aproximarse a personas que tengan el virus porque es altamente contagioso.
En cuanto al tratamiento, no hay nada específico para combatir la enfermedad. Si bien, se puede administrar medicamentos para aliviar el dolor y la fiebre.
Lucía Galán recomienda:
Usar paracetamol si hay fiebre y malestar.
Usar geles orales que ayudan a calmar las molestias de las úlceras de la boca y/o en cremas que aceleran el secado y cicatrización de las lesiones periorales (alrededor de la boca).
Mantener y asegurar un buen estado de hidratación para ello se beberá agua con regularidad a lo largo de todo el día.
Evitar comidas calientes así como alimentos ácidos.
En la medida de lo posible, tomar comidas fresquitas, evitando el exceso de dulce y de sal, respetando los gustos del niño o la niña.