16 marzo, 2025

¿Qué es el dengue? La enfermedad que puede aumentar en los Juegos Olímpicos


El riesgo de que los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de París 2024, que se celebran del 26 de julio al 11 de agosto y del 28 de agosto al 8 de septiembre, fomenten una explosión de casos de dengue es real. Sin embargo, no hay ninguna alerta sanitaria porque la probabilidad de que se produzca una situación epidémica es baja. Lo cierto es que esta patología está aumentando en todo el mundo, especialmente en América, y los expertos avisan desde hace tiempo de su incremento en Europa. A esto hay que añadir la incertidumbre que caracteriza a las enfermedades infecciosas.
En Europa han crecido, sobre todo, los casos importados (turistas o migrantes que llegan ya infectados), pero también las infecciones autóctonas, adquiridas en el continente europeo. El Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC) ha advertido de esta tendencia alcista. En 2023 se registraron en la Unión Europa 130 casos de dengue autóctonos, frente a los 71 de 2022. Esto supone un incremento significativo en comparación con los notificados en la década anterior (2020-2021), en la que el número de casos fue de 73 en todo ese periodo. En cuanto a los casos importados, se ha pasado de 1.572 en 2022 a más de 4.900 en 2023.
Conviene prepararse y mantener la vigilancia epidemiológica, según ha señalado a CuídatePlus Patricia Guillem, catedrática de Epidemiología, Salud Pública y Medicina Preventiva de la Universidad Europea. “Con los Juegos Olímpicos va a haber una movilidad importante de personas y los viajes internacionales entre diferentes lugares geográficos pueden hacer que se transfiera la enfermedad del dengue a Francia y de ahí al resto de Europa”. Las especies de mosquitos que pueden hacer posible la transmisión ya están en Europa desde hace años, en buena parte gracias al cambio climático, que ha hecho que puedan vivir lejos de las zonas tropicales y subtropicales que les resultan más propicias. Si una persona infectada con el virus del dengue llega a París y le pica un mosquito vector, podría bastar con que ese insecto pique a otra persona para transmitirle el virus. Esa nueva infección ya se consideraría autóctona.
Los autores de un artículo publicado en la revista científica New Microbes and New Infections, en el que se evalúa el riesgo de un brote de la enfermedad este verano en la capital de Francia, recomiendan adoptar medidas preventivas: “La colaboración entre las autoridades sanitarias, los investigadores y los organizadores de eventos es crucial para abordar y mitigar cualquier posible desafío de salud pública asociado con la enfermedad del dengue durante los Juegos Olímpicos de París 2024”.

Qué es el dengue, síntomas y prevención

El dengue es una enfermedad producida por un virus de la familia de los flavivirus. El hombre es el hospedador y los mosquitos del género Aedes son los vectores que con su picadura producen la transmisión. Principalmente, Aedes aegypti y, en menor medida, Aedes albopictus. Este último, más conocido como mosquito tigre, también tiene capacidad para transmitir los virus chikungunya y Zika y se está propagando cada vez más al norte, este y oeste de Europa, de tal forma que en estos momentos tiene poblaciones estables en 13 países europeos, incluyendo España y Francia.
Los síntomas de la enfermedad que produce el virus del dengue son muy similares a los de una gripe, aunque tiene un rango de manifestaciones muy amplio: fiebre, dolores musculares, debilidad general, erupción cutánea, dolor de garganta, tos… También puede cursar de forma asintomática.
La OMS calcula que cada año son hospitalizadas 500.000 personas con dengue grave en el mundo, con una tasa de letalidad en torno al 2,5%. No obstante, muchos países han logrado reducir la mortalidad a menos del 1%. En la Región de las Américas de la OMS se notificaron en 2023 4,5 millones de casos, 2.300 de ellos mortales. 

Medidas de prevención globales e individuales

La prevención del dengue requiere medidas tanto individuales como globales, a cargo de las autoridades sanitarias de cada país. Estas son algunas de las más destacadas:
Evitar que los mosquitos encuentren lugares donde depositar sus huevos. Sobre todo, recipientes de pequeño tamaño en lugares exteriores que albergan pequeñas cantidades de agua.
Eliminar correctamente los desechos sólidos y los posibles hábitats artificiales.
 
Aplicar insecticidas adecuados a los depósitos en los que se guarda agua a la intemperie.
 
Fumigaciones biológicas de zonas estancables y de los productos susceptibles de contener mosquitos o sus larvas (maderas y neumáticos, por ejemplo).
 
Utilizar ropa que cubra la mayor parte del cuerpo y que sea de colores claros.
 
Emplear barreras físicas a través de mallas mosquiteras y barras protectoras, tanto por la noche como al dormir la siesta.
 
Hacer un uso adecuado de los repelentes de mosquitos, siguiendo estrictamente las recomendaciones sobre el modo y frecuencia de uso descritos por el fabricante. Si se usa crema para el sol, hay que aplicarla primero, dejar absorber durante veinte minutos y, entonces, aplicar el repelente de mosquitos.
 
Conviene tener en cuenta que los mosquitos que transmiten el virus del dengue están más activos al amanecer y al atardecer, pero también pueden picar durante la noche.

Riesgo de enfermedades infecciosas en los Juegos Olímpicos

No es la primera vez que se evalúa el riesgo de brotes infecciosos en eventos deportivos y, en particular, en los Juegos Olímpicos. Tal y como recoge una revisión publicada recientemente en la revista Infectious Diseases Now, “desde 1992, los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de verano y las competiciones internacionales de fútbol se han asociado con casos esporádicos de enfermedades infecciosas, principalmente respiratorias, gastrointestinales o transmitidas por alimentos, pero no con ningún brote importante de enfermedades transmisibles o de otro tipo”. Por lo tanto, en ningún caso ha habido un riesgo elevado de transmisión de enfermedades graves.
Uno de los ejemplos más recientes es la polémica suscitada en torno a la celebración de los Juegos Olímpicos en Río de Janeiro (Brasil) en 2016 y el riesgo de infección por el virus Zika. Algunas voces llegaron a solicitar la suspensión de las competiciones. Finalmente, se celebraron sin que se notificase ningún caso de Zika ni entre los atletas ni en los visitantes.

Bibliografía

Fuente

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