El Papa Francisco, ingresado desde el viernes pasado por una bronquitis en el Policlínico Gemelli de Roma, sufre ahora una neumonía bilateral, lo que significa que la salud del Santo Padre ha empeorado al tratarse de un cuadro médico más grave y complejo. “Una tomografía computarizada de tórax de seguimiento reveló la aparición de neumonía bilateral, requiriendo terapia farmacológica adicional”, ha comunicado el Vaticano.
Una neumonía es una infección de los pulmones que puede estar causada por muchos tipos de gérmenes (bacterias, hongos o virus), siendo las bacterias la causa más común. Si es bilateral, significa que ambos pulmones están afectados. En el caso del Papa Francisco, se trata de una infección polimicrobiana, es decir, de múltiples bacterias. A pesar de que todo el mundo es susceptible a sufrir neumonía, hay dos picos de incidencia en niños menores de cinco años y en adultos mayores de 65. Así, el papa, de 88 años, forma parte de la población vulnerable a esta enfermedad.
En la actualidad, “las neumonías se dividen en aquellas que se adquieren en la comunidad y las relacionadas con la asistencia sanitaria (NRAS). Estas comprenden la neumonía adquirida en el hospital (nosocomial), la asociada a la ventilación mecánica y las relacionadas con la asistencia sanitaria que se contraen fuera del hospital”, distingue José María Eiros, catedrático-jefe del Servicio de Microbiología de la Facultad de Medicina y del Hospital Universitario Río Hortega de Valladolid.
Sobre las neumonías comunitarias, diversas bacterias, hongos, virus y parásitos pueden ocasionarlas. La bacteria más común que produce esta afección es la Streptococcus pneumoniae (neumococo). “En cambio, la neumonía en personas ingresadas en centros hospitalarios, conocida como neumonía nosocomial, está producida por otro tipo de bacterias poco comunes en la comunidad”, señala Alberto Montero Rodríguez, médico internista del Hospital Vithas Vitoria. Como ya se ha mencionado, los virus también son una causa menos frecuente de neumonía, como el virus de la gripe, el VRS o el SARS-CoV-2.
Síntomas de neumonía
Los síntomas típicos de la neumonía son fiebre, disnea, dolor agudo en el pecho y tos con expectoración purulenta, en ocasiones con sangre. También existen neumonía atípicas donde la sintomatología es diferente y consiste en malestar general, cefalea, dolores musculares, astenia (fatiga física) y tos seca (sin expectoración).
Montero añade que “en el paciente anciano, los síntomas son más inespecíficos y pueden cursar con síndrome confusional agudo o bajo nivel de consciencia”.
Complicaciones graves de la neumonía
Diagnosticar la neumonía a tiempo resulta fundamental para prevenir complicaciones que puedan poner en riesgo la vida del paciente. Entre ellas, los expertos consultados por CuídatePlus destacan las siguientes:
Insuficiencia respiratoria, sobre todo en individuos con patologías cardiacas o respiratorias previas. En estos casos, se puede precisar de oxigenoterapia.
Bacteriemia. Esto significa que los gérmenes pasan al torrente sanguíneo, lo que puede derivar en un shock séptico.
Por ello, tras el diagnóstico, la persona debe empezar el tratamiento con la menor brevedad posible. “En los casos más leves no es necesario el ingreso hospitalario, pero en los más severos, bien por la condición del paciente o gravedad de la neumonía puede ser necesario el ingreso”, subraya Montero.
¿En qué se diferencia la neumonía de una bronquitis?
Es bastante habitual confundir el término bronquitis con el de neumonía. De acuerdo con Montero, “a diferencia de la neumonía, una bronquitis es un proceso infeccioso de la vía aérea producido generalmente por virus respiratorios y cursa con clínica más banal. Generalmente, no suele causar complicaciones graves ni precisar de ingresos”.