6 noviembre, 2024

qué es y dónde encontrar este activo que ayuda a dormir a ser más felices


Los alimentos influyen en la salud. Tener una alimentación sana nos ayuda a sentirnos mejor, a estar más saludables y a prevenir enfermedades. Por contra, consumir alimentos ultraprocesados, grasas saturadas y azúcar eleva el riesgo de padecer enfermedades como obesidad, diabetes, hipertensión, entre otras. 
Pero no sólo eso. El poder de los alimentos va más allá y pueden hacer, incluso, que nos sintamos más felices. Así, por ejemplo, el consumo de alimentos ricos en triptófano puede mejorar nuestro bienestar, nuestra microbiota e, incluso, puede ayudarnos a dormir mejor. 
Como explica a CuídatePlus, Andrea Calderón, profesora de Nutrición y Dietética Humana de la Universidad Europea, “el triptófano es un aminoácido esencial y es el componente básico de las proteínas (formadas con cadenas de 20 aminoácidos diferentes)”. En concreto, “el interés de este aminoácido se debe a su carácter esencial, es decir, que si no lo ingerimos no lo tenemos en el organismo, porque no somos capaces de sintetizarlo”.
El triptófano tiene como principal función “formar parte de las proteínas del organismo, por ejemplo, proteínas estructurales como las que conforman la masa muscular”. Pero además, por sí solo, “tiene otras funciones interesantes, entre las que destacan que es el precursor de la serotonina, a su vez precursora de la melatonina”. ¿Esto en qué se traduce? “Por su función como precursor de la serotonina, el triptófano se ha asociado a mejoras en el estado de ánimo y como regulador de las emociones, así como incluso con algunos beneficios a nivel cerebral, inclusive el manejo del estrés y de la ansiedad o el bienestar emocional”. Pese a que cada vez hay más estudios que avalan dicha relación, “parece que con el obtenido por la dieta sería suficiente”.
Son tales los beneficios, que, según reconoce la experta, “se está investigando su posible papel en la prevención o abordaje de la depresión”. Además, también se ha puesto el foco en su función en la microbiota intestinal, “crucial en el metabolismo del triptófano, y por tanto, en el estudio del eje intestino-cerebro”. Como señala la experta, “parece que puede ser positivo en el equilibrio intestinal”, no obstante, se muestra cautelosa ya que “la evidencia actual es limitada, y aunque sabemos de su papel positivo en dicha conexión, no se ha demostrado de nuevo efecto adicional por suplementación”.

Facilitar el sueño 

Además de estas propiedades, el triptófano, por su papel precursor de la melatonina, hormona conocida por su papel regulador del sueño, “también se relaciona con una mejora de la calidad del sueño, con sueños más reparadores y es un gran antioxidante”.
Todos estos beneficios, explica la nutricionista, “pueden cubrirse totalmente mediante una alimentación equilibrada que incluya proteína suficiente, puesto que el triptófano se encuentra ampliamente repartido en la dieta”. Por esta razón, recalca, “no hay evidencia clara que recomiende un suplemento para obtener una dosis extra de triptófano, ni para aumentar sus propiedades”. En general su suplementación es inocua, pero no por ello útil.

Alimentos que tienen triptófano

Es importante saber que muchos alimentos contienen triptófano y que no hace falta acudir a suplementos. 
Esta es la lista de los alimentos que contienen este aminoácido:
Lácteos
 
Carnes como pollo o pavo
 
Huevos
 
Soja
 
Frutos secos como nueces o almendras
 
Plátano
 
Semillas de sésamo y de calabaza.
 
Legumbres
Como señala la experta en nutrición, “es importante combinarlo o alcanzar suficiente vitamina B6 y vitamina C en la dieta, ya que ambas actúan en su conversión a serotonina y melatonina, aunque no por ello hace falta combinarlas en la misma comida”.
Como suplemento, apunta la nutricionista, “normalmente se encuentra en forma de 5-HTP, la versión hidroxilada que en su caso parece ser más efectivo, sobre todo a nivel neurológico y en la síntesis de serotonina”. Es importante saber que estos suplementos, en general, “no se recomiendan ni en el embarazo ni en la lactancia, por inconsistencia en los hallazgos sobre posibles efectos secundarios”, concluye.
 

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