Pep Guardiola ha asegurado en rueda de prensa que las heridas que tiene en la cara se las ha hecho él porque quiere “hacerse daño”. Ante una situación de nervios y estrés es normal tener determinados comportamientos que en situaciones de relax no tendríamos como mordernos las uñas o apretar los dientes pero ¿qué hay de otras actitudes como las pequeñas lesiones? ¿se puede considerar esto una autolesión? Tal y como informan a CuídatePlus las fuentes consultadas, puede haber varias explicaciones a esta situación. Por una parte, indica a José Martín Del Pliego, psicólogo, “esta actitud puede verse como una autolesión no suicida, es decir, que se busca el dolor pero no la muerte”. En este tipo de situaciones lo que ocurre es que “las vías del dolor van de forma paralela a las vías de la ansiedad y ocurre algo que activa ambas. Si estoy viviendo un momento de ansiedad puntual pero se produce un momento de dolor, como las pequeñas lesiones, la vía cambia de dirección y pasa de la ansiedad al dolor”.
Esto, asegura el experto, nos ocurre a todos los mamíferos pero cada uno se expresa de una forma u otra. En el caso de los adolescentes “provocarse dolor para generarse alivio es una forma de regular el sistema nervioso, pero en el caso de los adultos, este tipo de actitudes puede estar relacionado con algo del pasado”. En el caso de Guardiola, “la presión a la que ha estado sometido desde que era un deportista de élite y la presión a la que está sometido ahora como entrenador pueden tener que ver con este tipo de autolesión no suicida”.
Pep Guardiola, entrenador (Foto ShutterStock)
En opinión de Noelia Moreno, psicóloga de HM Hospitales, este tipo de lesiones a veces aparece “cuando pasamos por estados emocionales elevados, derivados de factores internos o externos, y llegamos a un descontrol emocional donde emitimos una conducta más impulsiva, sin poca conciencia, como una especide deshagogo”. En este caso, en lugar de gritar, contestar mal o dar una patada a una puerta, “nos lesionamos”. Hay personas “que ante este tipo de situaciones “apretan las manos, los muslos o se hacen heridas. Esto es una forma de descarga emocional que no sabemos manejar pero no llega a ser una autolesión”.
¿Por qué se producen?
Como señala Moreno, este tipo situaciones suelen producirse ante situaciones de estrés. “El estrés aparece cuando las demandas externas superan los recursos personales que tenemos para hacer frente a una determinada situación”. En el caso de Guardiola, “la presión social y mediática y las consecuencias de perder un partido hacen que se produzca una situación muy estresante y que él reaccione así”. También hay que tener en cuenta los factores familiares y personales que puedan existir.
En cuanto al perfil de persona que se autolesiona, Del Pliego señala que “nos puede pasar a todos”. Sin embargo, según los expertos del Instituto Superior de Estudios Psicológicos, se pueden ver un conjunto de caracteres compartidos en las personas que se autolesionan como son:
Déficits en habilidades emocionales, es decir, muestran dificultades con la toma de conciencia y la expresión de las emociones, lo cual puede producir períodos de disociación en que la experiencia de la emoción se halla alterada y alexitimia.
Autocrítica, son las personas tendentes a ser autocríticas, con explosiones de rabia o de aversión autodirigida, de manera que se autolesionan con más frecuencia aquellos que presentan: autocastigo y rabia autodirigida, autocrítica y baja autoestima o alta autocrítica y alta emocionalidad negativa.
Aumento de emociones negativas de forma frecuente e intensa diariamente que es, posiblemente, la principal razón para autolesionarse puesto que las autolesiones pueden aliviar, aunque sea temporalmente, el distrés emocional.
Por otro lado, en cuanto al perfil de persona que actúa desmesurádamente ante una situación de estrés, hay que tener en cuenta que hay personas que manejan estas situaciones mejor que otras y también hay perfiles que tienden más a actuar de esta forma. Moreno señala que “suelen ser personas exigentes, autocríticas, perfeccionistas, impulsivas y que interpretan las situaciones de estrés como algo horrible”.
Posibles soluciones
En opinión de Del Pliego, ante este tipo de actitudes o situaciones hay dos tipos de tratamiento:
Llevar una vida más tranquila y regulada, sin estrés, bajando el nivel de carga de trabajo y estrés
Trabajar con la respuesta emocional que se activa de forma tan potente en este tipo de situaciones.
En el caso de ser una autolesión no suicida, el psicólogo recuerda que no servirían las terapias cognitivo conductuales porque “la respuesta emocional es muy grande y demasiado potente, es más, la persona que lo vive, no es capaz de manejar estas situaciones”.
El consejo de Moreno es saber detectar el nivel de estrés que tengo. Para ello sugiere “pensar en un semáforo y en los tres colores: rojo, ámbar y verde”. En verde, todo está bien y controlado. En ámbar es cuando se dan situciones que me potencian el estrés y es ahí donde tenemos que poner el foco para evitar llegar al rojo y explotar”. La idea es identificar eso que me general estrés y poner estrategias para evitarlo. “Pedir ayuda o alejarme de la situación de estrés de forma momentánea puede ayudarnos a mejorar”.