24 octubre, 2024

¿Qué significa tener un microictus o microinfarto cerebral?


Un ictus o accidente cerebrovascular es una urgencia médica, mientras que un microictus -en realidad, es más correcto llamarlo microinfarto cerebral- no es un ictus pequeño y no es objeto de atención inmediata. Esto no quiere decir que no tenga ninguna importancia; al contrario, puede ser una señal de ciertos problemas de salud. La neuróloga María Rabasa, del Hospital Universitario de Fuenlabrada (Madrid), explica a los lectores de CuídatePlus qué es un microinfarto cerebral y cómo diferenciarlo de un ictus.
Los microinfartos cerebrales son pequeñas lesiones vasculares que dañan el cerebro y que tienen que ver con el deterioro cognitivo, pero no siempre, ya que tienen diferentes orígenes. Su principal diferencia con los ictus radica en su detección: se diagnostican de forma más o menos casual cuando se realiza una prueba de imagen. Son lo que los médicos denominan hallazgos. En cambio, los ictus se detectan por los síntomas que ocasionan.

Qué es un ictus y síntomas de alerta

Según la Sociedad Española de Neurología (SEN), un ictus es un trastorno brusco en la circulación sanguínea del cerebro que puede ser producido por oclusión arterial (en el 85% de los casos) o por hemorragia (en el 15%). Estos son los principales síntomas de alerta, según el Grupo de Estudio de Enfermedades Cerebrovasculares de la SEN:
Pérdida de fuerza de la cara, brazo y/o pierna de un lado del cuerpo, de inicio brusco.
 
Trastornos de la sensibilidad, sensación de acorchamiento u hormigueo de la cara, brazo y/o pierna de un lado del cuerpo, de inicio brusco.
 
Pérdida súbita de visión, parcial o total, en uno o ambos ojos.
 
Alteración repentina del habla, dificultad para expresarse, lenguaje que cuesta articular y ser entendido por quien escucha.
 
Dolor de cabeza de inicio súbito, de intensidad inhabitual y sin causa aparente.
 
Sensación de vértigo intenso, inestabilidad, desequilibrio o caídas  bruscas inexplicadas, si se acompañan de cualquiera de los síntomas descritos con anterioridad.
 
Ninguna de estas manifestaciones pierde su carácter de alarma si desaparece de forma espontánea. Es más, se puede considerar que la alerta se refuerza porque puede tratarse de un ictus transitorio, que se considera, al igual que el ictus propiamente dicho, una urgencia médica porque el riesgo de que se repita es muy elevado y en muchos casos lo hace con más fuerza. 

Diferencias entre ictus y microictus (microinfarto cerebral)

La neuróloga apunta que lo que ocurre en un ictus es que “una parte del cerebro se daña de una forma abrupta o rápida, y ese daño se produce por un problema del aporte de nutrientes, de oxígeno y de glucosa, es decir, de riego”. Por lo tanto, se trata de “un problema clínico”.
Cuando se hace un escáner u otra prueba de imagen a una persona que ha tenido un ictus, se suele apreciar una lesión en la parte del cerebro que se ha visto afectada. “Si la falta de riego que ha producido el ictus es suficientemente amplia, las neuronas se dañan, mueren, y lo que queda es una cicatriz”, expone Rabasa. “Esa cicatriz es lo que, técnicamente, llamamos infarto”. Es la lesión residual que ha quedado del ictus, y que a veces tarda un tiempo en aparecer.
Un microinfarto, como ya se ha comentado, es un hallazgo que se suele observar cuando se realiza un escáner por distintos motivos, como puede ser tras una caída que ha producido un fuerte impacto en la cabeza o como parte de las pruebas que se efectúan a las personas que presentan problemas de memoria. “Se trata de pequeñas lesiones que parecen relacionadas con el riego y que no se han manifestado clínicamente como ictus porque se deben a un problema de arterias pequeñísimo”, indica la experta.

Qué hacer ante un microinfarto cerebral

El hecho de que las microscópicas lesiones vasculares que representan los microinfartos no requieran tratamiento urgente no quiere decir que haya que cruzarse de brazos. Todo dependerá del contexto en el que se produzca el hallazgo. Por ejemplo, pueden estar asociados a la hipertensión, en cuyo caso hay que controlar adecuadamente la tensión arterial. Además, si se detectan en personas con otros factores de riesgo cardiovascular, como fumar, la hipercolesterolemia o padecer diabetes, hay que reforzar las medidas de prevención frente a esos hábitos, patologías o condiciones. 
No obstante, la neuróloga puntualiza que en algunos casos no parecen tener nada que ver con el riego sanguíneo cerebral. “Por ejemplo, las personas con migraña a veces tienen pequeñas lesiones cerebrales”, comenta. 

Microinfartos y pérdida de memoria u otros problemas cognitivos

Uno de los motivos por los que conviene prestar atención a los microinfartos es por su relación con el deterioro cognitivo. Según informa la Fundación Pasqual Maragall, “individualmente, las lesiones son microscópicas y silentes”. Sin embargo, la acumulación “de muchos microinfartos cerebrales a lo largo del tiempo puede llegar a asociarse a síntomas como déficits cognitivos o motores”.
En todo caso, es complicado valorar el impacto real de los microinfartos en la pérdida de memoria y otros déficits cognitivos. Las personas que padecen enfermedades cerebrovasculares y demencia vascular presentan una mayor incidencia de microinfartos cerebrales. “Pero también se observan estas lesiones, en menor proporción, en personas de edad avanzada que no presentan sintomatología cognitiva relevante”, apuntan los expertos de la fundación.

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