El Tribunal de Apelación de La Haya ha fallado este martes a favor de la multinacional Shell, que podrá decidir cómo reduce el CO₂ liberado con sus actividades. La sentencia anula otra anterior, fechada en 2021, que obligaba a la petrolera a bajar en un 45% sus emisiones hasta 2030 en comparación con 2019. Ese primer caso fue ganado por la organización ecologista neerlandesa Milieudefensie. Cabe ahora acudir al Supremo.Shell no tiene que hacer esfuerzos adicionales para reducir sus emisiones contaminantes. Según los jueces de apelación, no tiene sentido que la empresa ponga mayor empeño que otros productores de energía. La multinacional sí tiene una responsabilidad importante en la lucha contra el cambio climático, reza la sentencia, pero puede elegir cómo disminuirá sus emisiones. Los jueces han considerado “probable que Shell las baje en un 50% para 2030″. También han afirmado que “los productos de empresas como Shell han causado el cambio climático”.Milieudefensie, la rama neerlandesa de Amigos de la Tierra, presentó el caso en 2018 aduciendo que Shell tiene el deber de proteger a la sociedad y debe jugar un papel en la lucha contra el cambio climático. La multinacional alega que ya trabaja en esa línea y que no se le puede exigir más que al resto del sector del gas y el petróleo. Frans Everts, su director, advirtió a principios de este año que podrían verse obligados a vender todas sus gasolineras en Países Bajos.La victoria de Milieudefensie en el juicio anterior —resuelto en 2021— giró en torno a la poca responsabilidad asumida por empresas concretas para garantizar el derecho a la vida y la familia amenazado por el cambio del clima. En la apelación, sin embargo, el tribunal señala a su vez que “tiene poco sentido que Shell deje de revender gas y petróleo a otros productores”. De este modo no se asegura que esos productos dejen de llegar al consumidor. “Es posible que la venta se haga a través de otros intermediarios”, dicen los jueces.Para Milieudefensie la decisión supone un duro golpe. En su agenda figura ya el banco ING como la siguiente compañía a la que iban a exigirle la reducción de sus emisiones y que no admitan a clientes contaminantes. En la misma lista, la organización ecologista menciona a KLM, Unilever y ABN Amro.