21 abril, 2025

Súper Bowl: estas son las lesiones y las secuelas más importantes de los jugadores de la NFL


El fútbol americano es de los deportes más duros, exigentes y lesivos que existen. Como explica a CuídatePlus Miguel del Valle, presidente de la Sociedad Española de Medicina del Deporte, “se estima que anualmente en Estados Unidos (con unos 2 millones de practicantes de fútbol americanos) se producen 1,2 millones de lesiones relacionadas con el fútbol americano”. Según sus datos, la incidencia de lesión “es unas 10 veces mayor que en otros deportes”. 
Esta es una de las razones por las que estos jugadores se jubilan a una edad relativamente joven. “La preparación física que precisan estos deportistas debe ser muy alta si quieren competir. Cuando un deportista empieza a practicar este deporte no se plantea la jubilación, pero si llega a jugar en la NFL, las grandes exigencias sumadas a las lesiones hacen que a una edad temprana ya no sea competitivo para jugar al máximo nivel en esta liga”. 
La mayoría de los jugadores de fútbol americano de la NFL “se suelen retirar antes de los 30 años (en torno a los 27-28 años, aunque hay excepciones), aunque muchos terminan su carrera profesional antes de esa edad debido a las lesiones”. 

Lesiones más habituales en estos jugadores

El fútbol americano es un deporte de contacto total, por tanto la posibilidad de lesiones corporales graves, en particular en la cabeza y el cuello, es muy alta. 
En cuanto a las causas de este mayor porcentaje de lesiones en el fútbol americano respecto a otros deportes son debidas, en muchos casos, “a una mala técnica, fundamentalmente durante los placajes”.  
En este deporte de contacto “los futbolistas se golpean o chocan entre sí a propósito, a altas velocidades, y eso, si se hace con una técnica incorrecta o en un bajo estado de forma puede provocar lesiones graves”, indica. 
Otros motivos de lesión son “tener un bajo estado de forma, alteraciones en los balances musculares o haber padecido lesiones previas”. 
Respecto a las zonas del cuerpo afectadas, Del Valle informa: “Las lesiones de las extremidades inferiores representan aproximadamente el 50% del total (y de ellas el 30% son de rodilla) mientras que las de las extremidades superiores suponen el 30% (fundamentalmente en hombros) y el resto se localizan en cabeza, cuello y tronco”. 
En base a esto, las lesiones más habituales son:

Los esguinces suponen el 40% de las lesiones.

Las contusiones y lesiones musculares el 25%, 

Las luxaciones el 15%

Las fracturas el 10%

Las conmociones cerebrales el 5%. 

Es en estas últimas lesiones donde se pone el foco especialmente ya que son las que más secuelas dejan. “Los traumatismos en la cabeza pueden provocar lesiones oculares, dentales (a pesar de los protectores bucales), pero las lesiones más preocupantes son los traumatismos craneoencefálicos (TCE) con conmoción cerebral”, destaca el experto. 
En el tórax se pueden ver fracturas costales o contusiones pulmonares y neumotórax; y en el abdomen se pueden observar lesiones hepáticas, renales o de bazo. 

Secuelas para el futuro

Como hemos comentado, de todas las lesiones que pueden producirse en el fútbol americano, sin duda, los traumatismos craneoencefálicos (TCE) provocados por golpes en la cabeza son las más graves y, a día de hoy, “tienen una alta incidencia de mortalidad y morbilidad”. 
La conmoción cerebral (CC), informa, “es el tipo más común de TCE y que se produce mayoritariamente como consecuencia de impactos directos o indirectos en la cabeza o el cuello cuando se practican deportes de contacto (especialmente el fútbol americano)”.
Esta lesión “se caracteriza por presentar un deterioro transitorio de la función cerebral que incluye pérdida de conciencia en el 8-20% de los casos”. La evolución “suele ser favorable en la mayoría de los deportistas en las primeras 24-72 horas”. 
Sin embargo, los TCE pueden dejar secuelas a largo plazo entre las que destacan: 

El síndrome post conmoción que se caracteriza por dolor de cabeza, mareos, síntomas neuropsiquiátricos y deterioro cognitivo.  

La encefalopatía traumática crónica (ETC), relacionada con impactos repetitivos en la cabeza, descrita inicialmente en boxeadores y extendida en la actualidad a otros deportes como el fútbol americano y que se caracteriza por presentar cambios neurodegenerativos que tienen cierta similitud con la enfermedad de Alzheimer; por tanto, no hay que pensar sólo en el regreso a la competición, sino en la salud mental a largo plazo.  

A corto plazo, después de haber sufrido una conmoción cerebral, señala el especialista, “la probabilidad de sufrir una nueva se incrementa 2 a 4 veces y puede ocurrir con impactos menos graves”. 
En cuanto a las secuelas del resto de lesiones, en estos jugadores, Del Valle señala que “las más frecuentes son las degeneraciones articulares (artritis) y las tendinopatías crónicas”. 

Los otros riesgos del futbol americano

La carrera profesional de un jugador de la NFL que no se haya tenido que retirar por lesiones “suele durar entre 7 y 10 años” y este dato ya indica los riesgos que supone un deporte de estas características para la salud. En resumen, según explica Del Valle, “se trata de un deporte de contacto con grandes impactos que van a repercutir sobre las diferentes estructuras del aparato locomotor”. Además de las lesiones antes mencionadas, “también se ha demostrado que la exposición a impactos repetitivos en la cabeza, y, especialmente, si se acompañaron de conmociones cerebrales sintomáticas se asocia con peor función cognitiva e incremento del riesgo de enfermedades neurodegenerativas (como la encefalopatía traumática crónica o la ELA)”.
Los jugadores profesionales de fútbol americano “también tienen un mayor riesgo de apnea del sueño y de enfermedad cardiovascular” ¿por qué? Como señala el especialistas, “hay que tener en cuenta que los futbolistas en algunas posiciones tienen un peso muy elevado y esto también repercute sobre la salud ya que se suele asociar con enfermedades cardiovasculares, hipertensión arterial y otras enfermedades metabólicas”. 
Además, concluye, “los antecedentes de conmoción cerebral en jugadores de fútbol americano están asociados con depresión en etapas posteriores de la vida”.

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