11 diciembre, 2024

Tengo un bulto en la axila, ¿debo preocuparme?


Los bultos en la piel suelen preocupar mucho, sobre todo si aparecen en ciertas zonas, como las axilas. Por regla general, las causas de estas lesiones no revisten gravedad. Sin embargo, siempre viene bien prestar atención a sus características para descartar patologías graves que puedan esconderse tras este síntoma. A continuación, exponemos los principales motivos por los que podemos tener un bulto en esta parte del cuerpo, así como sus diferentes tratamientos. 

Quiste

“El quiste epidérmico consiste en una lesión superficial, redondeada, bien delimitada y que presenta normalmente un orificio que comunica el interior del mismo con la superficie cutánea”, define Francisco Ortiz, coordinador del Grupo de Trabajo de Cirugía menor y Dermatología de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (SemFYC). El experto detalla que esta lesión está compuesta por una pared o cápsula y un interior de queratina. 
En concreto, “se produce cuando aparecen restos de epitelio escamoso (la parte más superficial de la piel) en la dermis o hipodermis (por el contrario, la zona más profunda). Esto puede ocurrir por obstrucción de folículos pilosos, traumatismo, cirugía, dermoabrasiones u otras causas”, señala Ortiz. 
Respecto a las características de este tipo de bulto, el especialista explica que puede ser doloroso y estar inflamado o abscesificado (con acumulación de pus). “En muchas ocasiones, presentan un trayecto fistuloso hasta la piel, por donde drena y no cura fácilmente. Pueden ser recurrentes, dejar cicatrices y producir molestias”, indica. En este sentido, si se convierte en un problema crónico, “podemos estar ante una hidrosadenitis supurativa, que es el término médico para hablar de golondrinos”, advierte el experto. 
Pero, ¿deben preocuparnos los quistes en las axilas? En caso de que la lesión aparezca de forma aislada y ocasional, “se suele resolver tras tratamiento sin más complicaciones”. Eso sí, Ortiz destaca que la hidrosadenitis presenta múltiples asociaciones con otros problemas y deteriora significativamente la calidad de vida de los pacientes afectados, por lo que debe ser valorada adecuadamente. 

Cómo se tratan los quistes en las axilas

El primer paso siempre es evitar los factores que desencadenan o empeoran esta lesión, como son el tabaquismo y la obesidad. “Muchos autores recomiendan depilación láser en las áreas problemáticas, evitando depilaciones más agresivas”, afirma Ortiz. Otras recomendaciones del miembro de la SemFYC es no usar ropa ajustada ni desodorantes irritantes.
En cuanto al tratamiento de las lesiones, el especialista asegura que es complejo: “Hay que tratar el dolor y la inflamación con analgésicos vía oral. Los tratamientos tópicos incluyen los corticoides tópicos o intralesionales, exfoliantes como el resorcinol y la clindamicina tópica. En ocasiones, pueden ser necesarios tratamientos orales con antibióticos, metformina y otros”. 

Inflamación de los ganglios

Los ganglios son parte de nuestro sistema inmunitario y están repartidos por todo el cuerpo. Cuando se inflaman, aumentan de tamaño y son dolorosos. Sobre sus causas, Ortiz apunta que las más frecuentes son las infecciones de los tejidos cercanos al ganglio. Otros desencadenantes, menos habituales pero sí más peligrosos serían el cáncer, la tuberculosis, la infección por el virus del VIH, etc. 
Este tipo de bulto presenta características similares a los quistes, especialmente si predomina la inflamación y si es muy doloroso o drena secreción purulenta. No obstante, lo normal es que la adenopatía (inflamación de ganglios linfáticos) “sea más profunda y no presente el trayecto fistuloso de drenaje de los abscesos”, concreta el dermatólogo. 
Es importante descartar que se trate de una enfermedad más seria. Entre otros síntomas, si el ganglio es grande, drena pus, está muy duro o la persona pierde peso, es importante evaluarlo. “En las adenopatías debidas a cuadros infecciosos, el tratamiento es el de la causa. Se añaden antiinflamatorios para controlar el dolor y la inflamación”, explica. 

Linfoma y lipoma (no es lo mismo)

El linfoma es un tipo de cáncer del sistema linfático, que incluye a los ganglios linfáticos, el hígado, el bazo, el timo (órgano del sistema linfático donde maduran los linfocitos T) y la médula ósea. “Puede afectar a los ganglios de la axila, junto a otros órganos”, afirma Ortiz. 
En este punto, la similitud de los términos linfoma y lipoma puede llevar a la confusión, pero lo cierto es que no tienen nada que ver. De acuerdo con el experto, “el lipoma es un tumor benigno de grasa que se localiza normalmente debajo de la piel, en cualquier zona del cuerpo”. Por su parte, continúa, “los linfomas son de muchos tipos y no todos producen aumento de ganglios. Cuando lo hacen, suelen afectar a varios y en distintas zonas del cuerpo a la vez”.
Los lipomas son bultos blandos, de tamaño variable y se mueven al apretarlos con los dedos. Muy rara vez causan problemas por dolor o sensibilidad al presionarlos. Son fácilmente reconocibles y no suelen requerir de ninguna otra prueba. “Puede ser muy útil el uso de la ecografía para distinguirlos de otras lesiones tumorales de partes blandas, para delimitar su tamaño y las relaciones con otras estructuras vecinas, sobre todo si se plantea su extirpación”, manifiesta Ortiz. Lo normal es que estas lesiones no causen problemas, por lo que no haría falta tratamiento. En caso de que generen molestias, se procede a la extirpación quirúrgica. 

¿Las reacciones alérgicas pueden causar un bulto en la axila?

En principio, no es habitual que una reacción alérgica provoque la aparición de un bulto en la axila si no se acompaña de una infección asociada. “Sí hay casos de adenopatías reactivas a la vacunación, apareciendo ganglios inflamados tras su administración y desapareciendo espontáneamente”, indica el miembro de SemFYC.

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