La tuberculosis es una enfermedad infecciosa que afecta preferentemente a los pulmones, aunque puede afectar a la mayoría de los órganos del cuerpo. “Es causada por la bacteria Mycobacterium tuberculosis y se transmite por vía aérea”, informan expertos de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ), de ahí que su transmisión sea muy rápida ya que se hace “a través de gotas procedentes de los estornudos o la tos de las personas enfermas y que inhalan las personas en contacto con ellas”.
El riesgo de infectarse-contagiarse depende del tiempo de contacto. Esta enfermedad, todavía vigente, “se desarrolla lentamente en semanas o meses y produce la muerte en la mitad de los casos que no se trata a tiempo”, alertan desde la sociedad. Por ello es clave la detección precoz y el tratamiento. Y es que, tal y como apuntan desde el Área de Tuberculosis e Infecciones Respiratoria y Enfermería Respiratoria de Separ, “el diagnóstico precoz e inicio del tratamiento es la medida más eficaz para controlar la enfermedad, al romper su transmisión. La contagiosidad disminuye de forma importante desde el primer día del tratamiento.
Síntomas de alerta
Es importante señalar que en su fase inicial la tuberculosis puede ser completamente asintomática y que permanezca en estado latente durante semanas o años antes de dar la cara abiertamente con diferentes síntomas”, tal y como recuerdan expertos de Sanitas.
Teniendo esto en cuenta, los síntomas de la tuberculosis incluyen:
Fiebre
Inflamación o sensibilidad ganglionar, especialmente en el cuello.
Dolor torácico.
Sensación de fatiga.
Sudoración excesiva, generalmente durante la noche.
Pérdida de peso.
Tos.
Crepitaciones o sibilancias pulmonares.
Dificultad para respirar.
Expectoración con sangre.
Derrame de líquido pleural.
Las personas que tienen síntomas compatibles (tos, expectoración) durante 2-3 semanas o que tienen hemoptisis (expulsión de sangre al toser) “deben acudir al médico”, informan desde Separ.
Tratamiento de la tuberculosis
Hay que tener en cuenta que en la actualidad algunas cepas de esta bacteria son resistentes a múltiples tipos de antibióticos, por lo que habrá que seleccionar los más adecuados en cada caso. Según datos del Barcelona Respiratory Network, red dedicada al impulso de la investigación en el ámbito de la salud respiratoria, en 2022 el número de personas con multirresistencias fue de 3,3% en todo el mundo y de un 17% en los casos previamente tratados y, en 2020, fue de 3,4% y de un 20% respectivamente. Este descenso es aparente y la proporción se mantiene igual, porque la proporción de personas afectadas en cifras absolutas es mayor, según el mismo informe de la OMS de 2023.
La tuberculosis multirresistente es cada vez más frecuente (supone el 30% de los casos) y va al alza. “Es preciso producir fármacos específicos para tratar las formas multirresistentes de la tuberculosis, cada vez más presentes, atención farmacológica a largo plazo y una buena nutrición, lo que conlleva que el tratamiento de estas formas dure más tiempo y sea más costoso”, explica Zoran Stojanovic, neumólogo en la Unidad de Tuberculosis Pulmonar del Hospital Germans Trias i Pujol (Can Ruti), de Badalona (Barcelona) e investigador de Barcelona Respiratory Network (BRN), red dedicada al impulso de la investigación colaborativa en el ámbito de la salud respiratoria.
En los últimos años, han aparecido nuevos fármacos capaces de combatir las resistencias, como veraniclina y delamanib, comprimidos orales que se pueden administrar en el domicilio, sin que sea preciso el ingreso, aunque sí “deben ser objeto de un seguimiento estrecho por los efectos secundarios que pueden generar, y que se toleran relativamente bien, lo que constituye un aspecto positivo, mientras que no lo es tanto que dichos fármacos sean caros y no estén subvencionados por los Estados”, precisa Stojanovic.
Por lo general, “el tratamiento se iniciará con una combinación de hasta cuatro fármacos y se prolongará durante aproximadamente seis meses, para lo que habrá que seguir a rajatabla las indicaciones del médico para evitar que la microbacteria se haga resistente”, informan desde Sanitas. Como señala a CuídatePlus Javier García Pérez, neumólogo del Hospital Universitario de La Princesa, de Madrid. Es una terapia muy eficaz, pero es muy importante hacerla bien y completar el periodo de administración. “Muchas veces, cuando un paciente tiene síntomas de tuberculosis, lo empezamos a tratar y en 15 o 20 días ya se encuentra mejor. Si no hacemos un ejercicio de concienciación y le explicamos que hay muchos bacilos que están durmientes, acaba dejándolo”.
¿La tuberculosis se cura completamente?
El tratamiento es muy eficaz en los casos que tienen una enfermedad causada por bacilos sensibles a todos los fármacos antituberculosos que son la mayoría en España y los enfermos mejoran desde el principio del tratamiento. Esta sensación, informan desde Separ, “hace pensar al paciente que está curado y algunos abandonan el tratamiento produciendo recaídas”. Si el tratamiento no se realiza correctamente (abandono del mismo o toma irregular) “se pueden producir resistencias a los fármacos”. Estas formas de tuberculosis resistentes a fármacos curan con mayor dificultad (precisan fármacos menos habituales y el tratamiento es más largo).
Cómo se puede prevenir
Se contagia por vía aérea a través de gotitas emitidas al aire por las personas enfermas al hablar, toser, estornudar. El mayor riesgo de contagio se produce en las personas que están en contacto estrecho y regular con alguien que padece esta enfermedad.
Para prevenir la transmisión el enfermo, los expertos aconseja, “cubrirse la boca para toser y estornudar, a ser posible con un pañuelo de papel y desecharlo después de su uso. Los primeros días el paciente no debe compartir habitación, ventilarla a menudo y no permanecer en espacios públicos cerrados”.
La contagiosidad de la enfermedad disminuye de forma notable desde el inicio del tratamiento y se considera que un enfermo deja de contagiar al cabo de dos o tres semanas de estar tomando el tratamiento.
¿Estar contagiado es estar enfermo?
Como informan desde Separ, “una persona en contacto con un paciente con tuberculosis puede contagiarse y a esto lo llamamos tener una infección tuberculosa (el individuo está infectado-contagiado pero no enfermo). Una persona infectada puede posteriormente desarrollar enfermedad”.
Tras la entrada de los bacilos en el organismo a través del aparato respiratorio, “pueden ser eliminados o controlados por los mecanismos de defensa”. En personas en contacto con pacientes con tuberculosis un 50% son infectados-contagiados y un 10% de los infectados pueden desarrollar enfermedad a lo largo de la vida. Este riesgo es mayor en pacientes coinfectados por el VIH, en contactos íntimos de pacientes con tuberculosis, preferentemente en niños y en personas con el sistema inmunitario alterado.