14 octubre, 2024

Un estudio revela la curiosa razón cerebral por la que nos sonrojamos


¿Quién no se ha sonrojado alguna vez? ¿Por qué a algunas personas les sucede con frecuencia y a otras en contadas ocasiones? Un nuevo estudio sugiere que un desencadenante clave de sonrojo se relaciona con un sentido elevado de autoconciencia. Hablamos con una experta para conocer qué se esconde detrás del sonrojo, qué factores influyen en que aparezca y si puede controlarse de alguna manera.
Ante una emoción intensa nuestro sistema nervioso simpático se activa de forma involuntaria. Este sistema es el responsable de la respuesta de “lucha o huida” del cuerpo ante el peligro, según explica Marisa Valiente, médica de familia y coordinadora del grupo de trabajo de la Salud Basada en las Emociones de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (SemFYC).
El sistema nervioso libera adrenalina, una hormona que aumenta la frecuencia cardíaca, la respiración y el flujo sanguíneo. La adrenalina provoca la dilatación de los vasos sanguíneos incluyendo los de la cara, por lo que fluye más sangre a través de estas áreas, lo que les da un aspecto enrojecido. 

Por qué se nota el efecto en la cara

La cara tiene una alta concentración de capilares, pequeños vasos sanguíneos que están cerca de la superficie de la piel. “Esto hace que la cara sea más propensa a mostrar los cambios en el flujo sanguíneo que otras partes del cuerpo”, señala la doctora Valiente.
El rubor o sonrojo se asocia comúnmente con la vergüenza, pero también puede ocurrir con otras emociones como la timidez (nos sonrojamos porque nos sentimos cohibidos) la ira (por efecto de la vasodilatación y el aumento de frecuencia cardíaca) o la alegría. “Es decir, el sonrojo es una forma en que nuestro cuerpo comunica nuestras emociones”, concluye esta especialista. 
El sonrojo o rubor facial es una respuesta natural del cuerpo, “una parte normal de la experiencia humana y aunque a veces es una experiencia incómoda, no hay que avergonzarse por ello, es una reacción normal y saludable”, matiza Valiente. 

Factores que influyen

No todas las personas se sonrojan por igual y ello depende de:
Factores genéticos.
 
La personalidad: personas introvertidas, tímidas o ansiosas se sonrojan con más facilidad. 
 
Factores culturales que influyen en como las personas perciben y experimentan el sonrojo.
 
Algunas condiciones médicas.
 
La edad: los niños y adolescentes tienden a sonrojarse con más frecuencia ya que aún están desarrollando sus habilidades sociales y emocionales.
 
El sexo: algunos estudios sugieren que las mujeres se sonrojan con más frecuencia, aunque esta diferencia podría deberse más a factores culturales y sociales más que a diferencias biológicas.
Según la especialista, “el sonrojo no se puede evitar por completo. Para algunas personas este hecho, a menudo asociado con la fobia social o trastorno de ansiedad social, puede provocar evitar interacciones sociales lo que conlleva un alto impacto en sus relaciones, trabajo y autoestima generando aislamiento social, pérdida de oportunidades laborales, ansiedad o trastornos del ánimo”. 

Cómo reducir su frecuencia o intensidad

Algunas recomendaciones para reducir su frecuencia o intensidad incluyen técnicas de relajación, basadas en la respiración o meditación que pueden ayudar a controlar la ansiedad y el estrés que a menudo son desencadenantes del rubor. En ocasiones puede ser necesaria la terapia psicológica, fundamentalmente cognitivo conductual, para el manejo de la ansiedad, modificación de pensamientos distorsionados y la desensibilización ante situaciones estresantes que provocan sonrojo.  

Factores ambientales

Es necesario tener en cuenta también qué factores ambientales pueden provocar sonrojo.
Temperatura: el calor, por el clima o por actividades físicas, puede provocar que la piel se enrojezca.
 
Alcohol. 
 
Comida picante: provoca vasodilatación y puede causar sonrojo.

Condiciones médicas

Enfermedades de la piel. La rosácea por ejemplo es una afección crónica de la piel que causa enrojecimiento persistente en la cara, a menudo acompañado de pápulas y pústulas y sensación de sequedad y tirantez de la piel. No es una enfermedad grave, pero tiene un componente estético que puede suponer una importante carga emocional. La urticaria o la dermatitis atópica también pueden causar enrojecimiento
 
Reacciones alérgicas a alimentos, medicamentos, o picaduras de insectos pueden causar enrojecimiento de la piel. Estas reacciones a menudo se acompañan de picazón e inflamación.
 
Infecciones bacterianas o virales pueden provocar enrojecimiento de la piel. Por ejemplo, infecciones como la celulitis causan inflamación y enrojecimiento en la zona afectada.
 
Trastornos endocrinos. Algunos trastornos endocrinos, como el síndrome de Cushing, pueden causar enrojecimiento de la piel debido a desequilibrios hormonales que afectan la dilatación de los vasos sanguíneos.
 
Efectos secundarios de medicamentos. Por ejemplo, algunos antibióticos pueden causar enrojecimiento de la piel como efecto secundario. 
 
Quemaduras, ya sean solares o térmicas, son causas comunes de enrojecimiento de la piel. Se vuelve roja debido a que el cuerpo aumenta el flujo sanguíneo hacia el área afectada para reparar el daño.

Cuando consultar a un médico

Es importante consultar a un médico si el enrojecimiento de la piel es recurrente o persistente, si se acompaña de otros síntomas como dificultad para respirar, agotamiento extremo, confusión, fiebre, dolor intenso o cuando no tiene una causa aparente o afecta a la calidad de vida de la persona. 

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