6 noviembre, 2024

un hito para el estudio de la evolución

Hace unos 46.000 años, en el Pleistoceno Superior si nos atenemos a la escala temporal geológica, dos gusanos pertenecientes al fílum de los nematodos quedaron atrapados en el permafrost siberiano. Estamos hablando de una zona del planeta que ha permanecido congelada durante mucho tiempo y que es el epicentro de muchos proyectos científicos que pueden ayudarnos a entender mejor la evolución.

Dado que el permafrost siberiano se presenta como una valiosa ventana al pasado, investigadores del Instituto de Problemas Físicoquímicos y Biológicos en la Ciencia del Suelo RAS en Rusia recuperaron una de sus investigaciones de 2018 los mencionados gusanos de una madriguera fosilizada. Como explica el Instituto alemán Max Planck, después de descongelarlos comenzaron a moverse como hace miles de años.

Estudiar gusanos de más de 45.000 años 

Determinar el tiempo que llevaban congeladas estas criaturas era esencial para los investigadores. En este caso, la datación por carbono señaló que los gusanos habían permanecido así entre 45.839 y 47.769 años. Algo sorprendente, si se tiene en cuenta que hasta ese momento no se había identificado un nematodo capaz de alcanzar un estado de latencia conocido como “criptobiosis” durante tanto tiempo.

Si bien la criptobiosis es un gran parte un misterio, el hallazgo permitió identificar dos genes clave para este estado. En concreto, estos mismos genes fueron identificados en un nematodo llamado Caenorhabditis elegans que había alcanzado la criptobiosis, pero no a un nivel tan elevado. El paso siguiente fue evaluar la capacidad de supervivencia de los gusanos denominados Panagrolaimus kolymaensis.

Journal Pgen 1010798 G001

Lugar en el que los investigadores del Instituto de Problemas Físicoquímicos y Biológicos en la Ciencia del Suelo tomaron las muestras para el estudio

En pruebas de laboratorio se llegó a la conclusión de que un tipo de azúcar llamado trehalosa es esencial para la criptobiosis, proceso que quizás en algún futuro lejano pudiera ser replicado en humanos, señalan los investigadores. Sin esta azúcar, puntualizan en el estudio, los gusanos no habrían sido capaces de sobrevivir al proceso de congelación y deshidratación, lo que les habría conducido a la muerte.

Dado que los Panagrolaimus kolymaensis tenían una vida media de días, los investigadores tenían una cantidad limitada de tiempo para realizar gran parte de sus estudios. “Estos hallazgos tienen implicaciones para nuestra comprensión de los procesos evolutivos, ya que los tiempos de generación pueden extenderse de días a milenios señala Philip Schiffer, uno de los autores del estudio revisado por pares.

C-Crete quiere ser la alternativa sostenible al hormigón. Su estrategia: fabricarlo sin usar cemento

El investigador añade que la supervivencia a largo plazo de los gusanos puede resultar en el resurgimiento de linajes que de otro modo se hubieran extinguido con el paso del tiempo. Aunque los gusanos del estudio ya no están vivos, los científicos están convencidos de que han obtenido valiosa información para comprender mejor la adaptación de ciertos organismos a las condiciones ambientales extremas.

Imágenes: Jan Kopřiva | Instituto de Problemas Fisicoquímicos y Biológicos en Ciencias del Suelo RAS

En Xataka: Hace 7.000 años los plátanos tenían semillas y casi no eran comestibles. La ciencia aún estudia cómo llegaron a lo que son hoy

Fuente

Comparte esta noticia:

Otras noticias:

Noticias relacionadas