En los últimos tiempos se ha hablado mucho sobre los brotes de sarampión debido al descenso de las tasas de vacunación, que también han disminuido en otras infecciones. Se suele achacar al impacto de los antivacunas y la difusión de bulos, pero se trata de una cuestión mucho más compleja que generalmente no es fruto de una conspiración o una acción orquestada, sino del aumento de la desinformación y el consiguiente incremento del desconcierto de muchas personas, que no reciben una información clara sobre el verdadero papel de las vacunas.
Las evidencias científicas son claras: la vacunación es una de las herramientas más eficaces y coste-efectivas para reducir complicaciones, hospitalizaciones y, en definitiva, la mortalidad. Según los expertos que participaron en el seminario Retos de la vacunación en tiempos de desinformación, organizado por Pfizer y la Asociación Nacional de Informadores de la Salud (ANIS), los profesionales de la salud y otros agentes sociales implicados tienen en su mano contrarrestar las informaciones que cuestionan la seguridad de las vacunas. Para ello no es preciso -ni aconsejable- responder directamente a quienes difunden falsedades en las redes sociales, sino procurar que la información veraz llegue a través de esos mismos canales a las personas interesadas.
Asimismo, los médicos y enfermeras de atención primaria juegan un papel clave porque son la primera línea de contacto y tienen la ventaja de crear una relación de confianza prolongada con sus pacientes.
Según los datos publicados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) el pasado mes de julio, la cobertura mundial de inmunización infantil se estancó en 2023, por lo que habrá 2,7 millones más de niños y niñas sin vacunar o sin recibir la totalidad de las vacunas en comparación con los niveles anteriores a la pandemia de Covid-19.
La vacunación de los lactantes y niños es fundamental y debe continuar a lo largo de la vida adulta. Los colectivos en los que hay que hacer un mayor hincapié, por su situación de especial vulnerabilidad ante las infecciones, son los mayores de 60 años, los pacientes con determinadas enfermedades crónicas (cáncer, diabetes, patologías cardiovasculares, problemas inmunitarios…) y las embarazadas.
Calendario vacunal del adulto
Estas son las principales vacunas recomendadas en la edad adulta, en función de la edad y el estado de salud, y que están financiadas por el Sistema Nacional de Salud español:
Covid-19
La vacuna frente al SARS-Cov-2, el virus causante de la covid-19, se administra anualmente durante la campaña de vacunación frente a gripe-covid, que se suele iniciar en septiembre u octubre. Se recomienda fundamentalmente a quienes tienen 60 o más años, así como a adultos (en realidad, mayores de 12 años) que tengan enfermedades que les predisponen a padecer más complicaciones si contraen la infección, como diabetes, obesidad mórbida, enfermedades crónicas neurológicas o respiratorias, enfermedad renal crónica, inmunosupresión, cáncer, enfermedad hepática crónica… También se aconseja al personal de centros sociales y sanitarios, así como a personas convivientes con aquellas que tienen un alto grado de inmunosupresión.
Gripe
La vacuna de la gripe también se administra de manera anual y generalmente durante el otoño, antes de que comience el periodo en el que el virus está más activo. Las pautas de vacunación son prácticamente las mismas que frente a la covid-19 (60 años o más y adultos con más riesgo), salvo que en este caso también se recomienda a los niños de entre 6 y 59 meses (5 años).
Neumococo
Además de las dosis que se administran a los bebés, el Ministerio de Sanidad recomienda la vacunación frente al neumococo a todas las personas mayores de 65 años, así como a los adultos de riesgo (con enfermedades que les predisponen a tener más complicaciones si padecen la infección) de cualquier edad. A diferencia de las inmunizaciones frente a covid y gripe, solo se pone una vez. En algunas comunidades autónomas se ha adelantado la edad a los 60 años.
Recuerdo frente a tétanos y difteria
En términos generales, los calendarios vacunales de las distintas comunidades autónomas recomiendan administrar una dosis de recuerdo de la vacuna frente al tétanos y la difteria a los mayores de 65 años.
Herpes zóster
La inmunización frente al herpes zóster, que consta de dos dosis, se aconseja en determinados grupos de riesgo a partir de los 18 años, especialmente en los inmunocomprometidos. La recomendación del Ministerio de Sanidad es administrarla a los mayores de 65 años. Puesto que se trata de una vacuna relativamente nueva, se está ampliando de forma progresiva la población susceptible de recibirla de forma financiada a las personas entre 66 y 80 años, comenzando por quienes cumplen 80. Por lo tanto, en cada comunidad autónoma pueden ser diferentes las cohortes de años de nacimiento a las que se está aplicando en cada momento. Los médicos de familia y enfermeras de los centros de salud son los que mejor pueden informar de cuáles son.
Virus respiratorio sincitial (VRS)
El VRS no solo afecta de forma significativa a los bebés causándoles bronquiolitis, sino que también puede provocar problemas importantes a los mayores y otros grupos de riesgo. Por eso, algunas comunidades están empezando a planificar su introducción en el calendario del adulto, centrándose en colectivos como los pacientes ingresados en residencias y los inmunodeprimidos.
Vacunas recomendadas en las embarazadas
Estas son las vacunas que, según el Comité Asesor de Vacunas e Inmunizaciones de la Asociación Española de Pediatría (AEP), están recomendadas en todas las mujeres y en cada embarazo:
Gripe, si el embarazo abarca la temporada gripal, con vacuna inyectable (inactivada) y en cualquier momento del embarazo.
Tosferina en cada embarazo con vacuna Tdpa a partir de la semana 27 de gestación, preferiblemente entre la 27 y la 32, aunque se admite adelantarla si hay riesgo de parto prematuro.
Virus respiratorio sincitial (VRS) entre las semanas de gestación 24 a 36, preferentemente entre la 32 y la 36.
SARS-CoV-2 (Covid) con vacunas de ARN mensajero. En la actualidad se recomienda la administración de una dosis única independientemente de si han sido previamente vacunadas o si han padecido la enfermedad.