El virus Oropouche no es nuevo, pero está dejando de ser desconocido para la población general por el aumento de casos. Se identificó por primera vez en 1955 en la localidad de Vega de Oropuche (Trinidad y Tabago).
Este virus está presente sobre todo en Sudamérica y el Caribe, pero desde diciembre de 2023 se han registrado más casos en zonas de la región donde antes no se había detectado. En 2024 se han notificado más de 16.000 casos, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 12 países de la Región de las Américas: Barbados, Bolivia, Brasil (casi 14.000 casos), Canadá (2 casos importados), Colombia, Cuba, Ecuador, Estados Unidos (108 casos importados), Guyana, Islas Caimán, Panamá y Perú. En 2025 se han seguido notificando infecciones.
Asimismo, a lo largo del año pasado se confirmaron 30 casos importados de Oropouche en Europa, buena parte de ellos en España. Se trata, tal y como explica Raúl Rivas, catedrático de Microbiología de la Universidad de Salamanca, “de personas que habían viajado a zonas endémicas, contrajeron allí la enfermedad y desarrollaron los síntomas una vez regresaron a sus países de origen”.
Cómo se transmite el virus
Este virus se transmite a través de un tipo de insecto denominado jején, que viene a ser una mosquita pequeña que pica a los humanos. El principal transmisor es el Culicoides paraensis, aunque hay algunos otros posibles vectores. “En España no está presente”, informa Rivas, quien precisa que en nuestro país “hay otros culicoides, pero no de esa especie”.
No se transmite de persona a persona, aunque sí hay indicios de transmisión vertical, es decir, de la mujer gestante al feto.
Síntomas de la infección por el virus Oropouche
“Los síntomas pueden comenzar a los tres días, aproximadamente, pero también puede ser hasta 10 días después de que se produzca la picadura del insecto transmisor de la enfermedad”, expone el microbiólogo.
Los síntomas habituales son:
Fiebre alta, en torno a 39ºC.
Dolor de cabeza intenso.
Dolores musculares.
Dolor articular.
Náuseas.
Vómitos.
Diarrea.
Sarpullido.
“Se trata de manifestaciones que pueden ser muy molestas, pero se suelen resolver sin problema”, resalta Rivas. Sin embargo, “1 de cada 20 casos puede ser grave, con hemorragias, encefalitis o, incluso, meningitis”. De hecho, el año pasado se produjeron 4 muertes, todas ellas en Brasil.
Por qué aumentan los casos
Hay diversas razones que permiten explicar el aumento de casos de infección por el virus del Oropouche, y que inciden tanto en el virus como en su vector. Los insectos que la transmiten se están expandiendo porque antes “estaban muy vinculados a las áreas rurales, pero en las últimas décadas la presencia en las zonas urbanas prácticamente se ha duplicado”, expone el experto. Por lo tanto, tienen la posibilidad de afectar a un mayor número de personas.
También hay que tener en cuenta la dinámica de los ecosistemas con el calentamiento global. En la cuenca amazónica, donde se encuentra principalmente el insecto vector, “el calentamiento global y la deforestación alteran su distribución, abundancia y desarrollo, en ocasiones fomentando la tasa de fecundidad, con lo cual hay más”.
Las inundaciones, los incendios forestales, las sequías… son factores que pueden provocar la selección de cepas virales más agresivas.
Además, la alerta sobre la mayor presencia de este virus lleva, a su vez, a una mejora de la detección y vigilancia, que redunda en que afloren casos que antes pasarían inadvertidos.
¿Existe el riesgo de que el mosquito que transmite este virus se extienda a otras áreas del mundo, entre ellas España? “Para que este tipo de virus se expandan tiene que estar presenta el vector y la enfermedad circulando”, según Rivas. Eso no ocurre en todas las partes del mundo y en muchos sitios -como España- es improbable. “En Europa el riesgo es bajo, pero si viajamos a una zona donde el riesgo es alto tenemos más probabilidades de contraer la enfermedad”.
Medidas y tratamiento frente al virus Oropouche
Para hacer frente al mosquito vector de este virus, cuando se viaja a zonas en las que está presente se recomienda el uso de mosquiteras (aunque, a veces, el jején es tan pequeño que las puede atravesar) y repelentes. También es conveniente llevar camisa de manga larga y pantalón largo, así como ropa de color claro para detectar rápidamente la presencia de estos insectos.
Rivas subraya la necesidad de “concienciar a la población, especialmente en los países en los que se producen infecciones autóctonas”.
No hay tratamiento específico frente a este virus: no existen antivirales ni vacunas. Por eso, la terapia va destinada a tratar los síntomas, tomando líquidos para evitar la deshidratación, analgésicos para el dolor, antipiréticos para reducir la fiebre, procurando descansar…