24 octubre, 2024

Vitamina D: Las situaciones que pueden estar detrás de tus bajos niveles


La vitamina D es esencial y muy necesaria para poder realizar funciones vitales pero hoy en día más del 70% de la población tiene déficit. Como informa Sandra Moñino, nutriconista, en su libro Adiós a la inflamación, “la vitamina D actúa como una hormona y tiene multitud de funciones”, entre las que destaca:
Regular el sistema inmunológico
 
La antiinflamación
 
La absorción de calcio
 
Efectos positivos en la salud mental ya que, debido a su poder antiinflamatorio, regulador del sistema inmune y regenerador de la barrera intestinal, hace que sus niveles óptimos se relacionen con un menor riesgo a padecer trastornos del estado de ánimo como la depresión o la ansiedad. 
 
Regulación hormonal
 
Regulación de la función celular en tejidos y órganos del cuerpo. 
¿Cómo saber que tenemos déficit? Según Moñino, “lo ideal es mantener los niveles de vitamina D en sangre entre 40-100 ng/dl”. Para lograrlo, la mejor forma es a través del sol. Su recomendación es “intentar obtenerla tomando el sol, que es la mejor fuente y, de esta forma, no perderemos la capacidad de sintetizarla como se ha hecho toda la vida”. Aunque también hay alimentos que la contienen como el “aceite de hígado de bacalao, los lácteos o los huevos”. 

Problemas relacionados con la vitamina D

Las causas de un déficit de vitamina D se deben, sobre todo a la baja ingesta de vitamina D con la dieta junto a la exposición solar inadecuada, pero hay otras que se desconocen como el hecho de padecer determinadas enfermedades del intestino que impiden que la vitamina D se absorba normalmente. 
Desde el Departamento de Salud del Gobierno Vasco, sus expertos en farmacoterapia, señalan estas enfermedades/situaciones que pueden afectar al metabolismo de la vitamina D:
Enfermedad renal crónica
 
Osteoporosis de cualquier causa, osteopenia u osteomalacia
 
Síndromes de malabsorción de cualquier causa (incluida cirugía bariátrica) 
 
Enfermedad hepática crónica 
 
Hipocalcemia, hipercalcemia o hiperfosfatemia de cualquier causa 
 
Hipo o hiperparatiroidismo 
 
Tratamiento con fármacos que interfieran en la absorción y/o metabolismo de la vitamina D (p. ej. antiepilépticos, colestiramina, colestipol, corticoides crónicos…) 
 
Niveles inexplicablemente altos de fosfatasa alcalina sérica
Tratamiento con dosis altas de vitamina D (>2.000 UI/día) durante períodos prolongados (> 6 meses) o presencia de síntomas sugerentes de toxicidad por vitamina D
 

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