Se espera que las personas con diabetes tipo 2 se dupliquen en 2050. Esto quiere decir que serán entonces 1.300 millones los pacientes en todo el mundo que sufran esta enfermedad (cerca de 500 en la actualidad). Frenar el acelerado incremento de una de las principales causas de muerte y discapacidad pasa por algo fundamental: la prevención, sostenida por diversos pilares: dieta, ejercicio físico y sueño. Un nuevo estudio se ha centrado en este último para determinar hasta qué punto un descanso irregular aumenta el riesgo de padecer esta patología.
Dirigido por investigadores del Brigham and Women’s Hospital, el trabajo analizó los patrones de sueño de más de 84.000 participantes, con una edad media de 62 años y que, inicialmente, no tenían diabetes. Durante siete noches, todos ellos durmieron con acelerómetros, unos dispositivos parecidos a relojes que monitorean el movimiento. Tras este periodo, los científicos hicieron un seguimiento de todos los participantes a lo largo de siete años y medio, rastreando el desarrollo de la diabetes a través de registros médicos principalmente.
El objetivo del estudio era doble: en primer lugar, descubrir si el sueño irregular puede promover el desarrollo de la enfermedad mediante la alteración circadiana (el reloj biológico presente en el organismo) y las alteraciones del sueño. Por otra parte, los autores querían ahondar en si esta relación varía dependiendo de las predisposiciones genéticas a la diabetes.
Los resultados, publicados en la revista Diabetes Care, revelaron que, en comparación con los participantes con patrones de sueño regulares, aquellos con un descanso desigual (en el que la duración del sueño diario variaba en más de 60 minutos en promedio) tenían un riesgo 34% mayor de desarrollar diabetes. A pesar de que el riesgo disminuyó, se mantuvo incluso después de tener en cuenta el estilo de vida, las comorbilidades, los antecedentes familiares de diabetes y los indicadores de obesidad.
“Nuestro estudio identificó un factor modificable del estilo de vida que puede ayudar a reducir el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2”, afirma Sina Kianersi, autora principal de la investigación, quien añade que los hallazgos subrayan la importancia de mantener patrones de sueño constantes como estrategia para reducir la enfermedad.
Los investigadores planean estudiar a participantes de grupos de edad más jóvenes y de diversos orígenes raciales (el 97% de los participantes eran blancos). Asimismo, están interesados en explorar las razones biológicas por las que la irregularidad del sueño aumenta el riesgo de diabetes.
“Nuestros hallazgos tienen el potencial de mejorar la prevención de la diabetes en múltiples niveles. Desde el punto de vista clínico, podrían servir de base para una mejor atención y planes de tratamiento para los pacientes. Las directrices de salud pública podrían promover patrones de sueño regulares. Sin embargo, se necesita más investigación para comprender plenamente el mecanismo y confirmar los resultados en otras poblaciones”, agrega Kianersi.
Cómo detectar la diabetes tipo 2
La diabetes tipo 2, la más común, “se diagnostica muchas veces de forma casual en un análisis de sangre de rutina, pues no presenta niveles muy altos de glucosa como para dar síntomas llamativos”, resalta Domingo Orozco Beltrán, médico de familia y miembro del Grupo de Trabajo de Diabetes de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (SEMFyC). Por eso, continúa, “es importante hacer cribado o despistaje en las personas de riesgo”. En este sentido, apunta los siguientes grupos a los que se debería hacer especial seguimiento:
Aquellos con antecedentes familiares de diabetes.
Personas con sobrepeso.
Pacientes con hipertensión arterial.
Personas sedentarias.
Mujeres que han padecido niveles altos de azúcar durante el embarazo o han tenido recién nacidos de alto peso.
Mujeres con síndrome de ovario poliquístico.
El hecho de que no se detecte la enfermedad y no se trate el exceso de azúcar “daña las arterias de la retina, los riñones, así como del corazón, pudiendo producir enfermedades como insuficiencia renal, retinopatía diabética, úlceras, amputaciones de las extremidades o patologías cardiovasculares”, advierte Orozco.
No es raro que una persona padezca alguna de estas complicaciones y que, una vez ingresada, se le descubra una diabetes que muy posiblemente padeciera desde hace tiempo. Por este motivo, es fundamental realizar un diagnóstico precoz, incluso durante las fases iniciales de un estado prediabético para poner un tratamiento desde el inicio orientado a prevenir estas complicaciones.
Bibliografía
Sina Kianersi , Heming Wang , Tamar Sofer , Raymond Noordam , Andrew Phillips , Martin K. Rutter , Susan Redline , Tianyi Huang; Asociación entre la duración irregular del sueño medida con acelerómetro y el riesgo de diabetes tipo 2: un estudio de cohorte prospectivo en el Biobanco del Reino Unido. Diabetes Care 2024; dc240213. https://doi.org/10.2337/dc24-0213.