21 diciembre, 2024

Dermatólogos explican los efectos secundarios más comunes de los tratamientos de rejuvenecimiento facial


Los tratamientos como el bótox y los rellenos dérmicos pueden tener efectos secundarios como hematomas pero también algunos más graves, sobre todo, en el caso de la utilización de ácido hialurónico, no suficientemente bien conocidos por la población general. Hablamos con una especialista en dermatología para conocer cuáles son los riesgos y cómo minimizarlos.
El tratamiento con toxina botulínica es una de las opciones para la corrección de las arrugas de expresión y de los más eficaces para conseguir una apariencia facial rejuvenecida, según explica Lorea Bagazgoitia, dermatóloga. “Usada en su justa medida y en los casos oportunos atenúa ciertos gestos que con el tiempo provocan las poco deseadas arrugas que con el tiempo suelen aparecer en el entrecejo, la frente y los laterales de los ojos”.
El bótox actúa relajando la capacidad de contracción de ciertos músculos, lo que atenúa la realización de algunos gestos que con el tiempo provocan la aparición de arrugas. “Al bloquear esos gestos se previene la formación de arrugas o se corrigen si ya han aparecido”.

En qué localizaciones se utiliza

La utilización de toxina botulínica está indicada en ficha técnica para las siguientes localizaciones:
Glabela (o entrecejo): para el tratamiento de las arrugas verticales propias de esta zona
 
Frente: para el tratamiento de las líneas horizontales de este área.
 
Laterales de los ojos: para corregir las conocidas como patas de gallo.
 
También se está utilizando en otras zonas como mentón y cuello.

Efectividad

“Es uno de los tratamientos más agradecidos que conozco por el efecto que consigue, atenuando las arrugas sin que cambie de forma relevante la expresión facial, de modo que no resulta artificial o muy llamativo, salvo que se utilicen dosis muy altas que pueden dar lugar a un rostro como el de Nicole Kidman, con aspecto de frente planchada”, indica la dermatóloga Lorea Bagazgoitia.

Efectos adversos

La toxina botulínica se aplica en forma de inyección “por lo que es importante tener en cuenta la posible aparición de efectos secundarios en relación con la misma”.
La inyección es superficial y persigue el acceso de la molécula al músculo donde ejercerá su acción.
En ocasiones, la inyección puede generar un pequeño hematoma en el punto de la punción.

Duración

La duración habitual del efecto oscila entre cuatro y seis meses, por lo que se suele recomendar su aplicación dos veces al año.

Relleno con ácido hialurónico

Otro de los tratamientos habituales para rejuvenecer el rostro es el relleno dérmico con ácido hialurónico. Esta es una sustancia natural de la dermis que va disminuyendo con el paso del tiempo a la vez que se pierden la capacidad de regenerarla, de ahí que una opción para tratar de reponer el volumen que con la edad se puede perder, por ejemplo, en los pómulos y conseguir así una apariencia rejuvenecida.

Efectividad

El tratamiento con ácido hialurónico es eficaz y se consiguen buenos resultados en manos expertas. Esta molécula se inyecta a un nivel más profundo que la toxina botulínica cuando lo que se busca es revoluminizar el rostro.

Duración

La duración del efecto de los rellenos con ácido hialurónico se sitúa en torno al año, dependiendo del tipo de ácido, su reticulación (lo que lo hace más o menos denso) y estado de la piel en la que se infiltre, entre otros aspectos.

Efectos adversos

Uno de los principales riesgos es el de aparición de hematomas, como sucedía con el bótox. Sin embargo, en el caso del ácido hiaulorónico el efecto adverso más grave, y no suficientemente conocido, es la posibilidad de infiltración de esta sustancia en los vasos sanguíneos, lo que puede dar lugar a necrosis en la piel e incluso ceguera.
“Y es que por una técnica inadecuada se corre el riesgo de inyectar el ácido en su lugar de destino a nivel de la dermis y tejido celular subcutáneo con el fin que tenga el especialista que lo hace se inyecte en un vaso sanguíneo. Entonces el ácido hialurónico puede taponar ese vaso, dificultando o incluso bloqueando el flujo sanguíneo a una determinada zona que puede ser una mejilla, que se necrosaría pero también un ojo, con lo que puede provocar ceguera. Es un efecto infrecuente para la cantidad de tratamientos que se realizan pero es un efecto adverso muy grave que hay que conocer”, explica la doctora Lorea Bagazgoitia.
“Por ello es imprescindible ponerse siempre en manos de un profesional experimentado en cada una de esta técnicas, que conozca adecuadamente el procedimiento y la anatomía, con el fin de prevenir cualquier de estos posibles efectos adversos”.

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