20 septiembre, 2024

El ictus se puede prevenir si sabes cómo


El ictus es una enfermedad cerebral que se produce por la alteración de la circulación en el cerebro. Según datos de la Organización Mundial de la Salud en 2020 produjo 6,62 millones de muertes en el mundo y se estima que en 2050 esa cifra ascenderá hasta casi 10 millones de fallecimientos. A tenor de estas cifras, Blanca Fuentes Gimeno, jefe de Sección de la Unidad de Ictus del Hospital Universitario La Paz de Madrid, explica que frenar este incremento en las próximas tres décadas es algo alcanzable. 
“Una de cada cuatro personas sufrirá un ictus. Es algo que nos puede pasar a cualquiera y lo podemos prevenir”, afirma categórica Fuentes. Y es que aunque pensemos que el ictus es algo que sólo ocurre a las personas mayores, se trata de algo que puede producirse a cualquier edad, desde el ictus intrauterino al pediátrico, pasando por un 35 por ciento de los casos que se producen en edad laboral. 
Por este último grupo, Guillermo Soriano Tarín, coordinador del grupo funcional de promoción de la salud de la Asociación Española de Especialistas en Medicina del Trabajo (Aeemt), hace hincapié en como la promoción de la salud en el trabajo y la prevención del ictus deben ir de la mano. De hecho, el entorno laboral es un lugar clave para estratificar el riesgo de ictus y poner en marcha programas de interacción que influyen sobre los factores de riesgo conductuales. 
Y es que los factores de riesgo son múltiples, interrelacionados y muy ligados con los estilos de vida saludables. Por eso Ezequiel Arranz Martínez, coordinador del Grupo de Trabajo de Diabetes, Endocrinología y Metabolismo de la Sociedad Española de Médicos de Atención Temprana, insiste en que adoptar un estilo de vida saludable es el camino para la salud. 
Prevenir los factores de riesgo asociados al ictus pasa por conocer cuáles son. No hay que olvidar que el 90% de los ictus podrían prevenirse.. Los expertos lo tienen claro se trata de: hipertensión, diabetes, colesterol elevado, fibrilación auricular, consumo de alcohol, tabaco y drogas, obesidad y sobrepeso, sedentarismo, contaminación ambiental y estrés. No se trata de modificar uno por encima de otros, sino de actuar sobre todos ellos, así lo han explicado todos los ponentes de la X Edición de Espacio Ictus Riesgos vasculares e ictus, celebrado en Madrid, organizado por la Fundación Freno al Ictus. 

Hipertensión

“El 33% de las personas en España tienen hipertensión y un tercio no lo sabe. Este factor de riesgo se presenta en el 70-80% de los ictus”, explica Fuentes. Es importante realizar un control periódico de la presión arterial, una enfermedad que no duele pero que tiene sus consecuencias. El objetivo se sitúa en 14 mm Hg como máximo, pero Fuentes recuerda que cuanto más bajas se encuentren las cifras, mejor. 

Diabetes 

Un 14% de la población española tiene diabetes y en torno a la mitad no lo conoce y es responsable del 20% del riesgo global de ictus. “Produce más riesgo de mortalidad si se produce un ictus, así como de recurrencia y de demencia vascular”. 

Colesterol elevado

Se estima que más del 50% de la población tiene el colesterol alto y se considera que en población sana debe medirse en hombres a partir de los 35 años y en mujeres a partir de los 45. “Si la persona ya tiene hipertensión, diabetes o es fumador, es importante empezar a medirlo en hombres a partir de los 25 y de los 30 en mujeres”. 
Fuentes recuerda que el colesterol malo (LD) está presente en alimentos poco saludables,  como los helados, el aceite de palma y coco, los productos lácteos no desnatados, la comida rápida, los fritos, los alimentos ultraprocesados. Así pues, cuanto antes alejemos de nuestra alimentación este tipo de alimentos, mejor. 

Fibrilación auricular

Este tipo de arritmia multiplica por cinco el riesgo de ictus. Aunque a veces no da síntomas antes de que se produzca un ictus, es muy importante que ante la presencia de palpitaciones o latidos irregulares acudamos al médico. Aprender a tomarnos el pulso también puede ayudar a detectar si ocurre algo fuera de lo normal. La Fundación Freno al Ictus cuenta con una página para enseñar cómo hacerlo de forma adecuada y detectar anomalías. 

Consumo de alcohol, tabaco y drogas

El consumo de alcohol, tabaco y drogas eleva el riesgo de padecer un ictus. De hecho, aún un 16% de mujeres y un 23% de hombres todavía fuman. “Fumar multiplica por dos el riesgo de ictus, independientemente del número de cigarrillos. Ser fumador pasivo y fumar cigarrillos electrónicos también aumenta la posibilidad de un ictus. Si dejas de fumar vivirás cinco años más”, explica Fuentes. 
En cuanto al alcohol, más de 6 cervezas o vinos a la semana multiplica por dos el riesgo y más de cinco bebidas al día también lo hace. 

Obesidad y sobrepeso

Las cifras de obesidad y sobrepeso van en aumento y no sólo en adultos, sino también en niños. “Los riesgos que produce la obesidad se acumulan con otros riesgos asociados, como la resistencia a la insulina, la diabetes…Si reducimos en un 10% el peso reduciremos en un 21% el riesgo de ictus y de infarto”, añade Fuentes. 
Adoptar una alimentación equilibrada donde primen las frutas y verduras, el aceite de oliva virgen extra, las legumbres… como la dieta mediterránea, que ha demostrado hasta la fecha reducir los riesgos cardiovasculares, ayudarán a mantener un peso sano. 

Sedentarismo

La falta de actividad física, además de ligada a enfermedades crónicas y cardiovasculares, se asocia con la aparición de sobrepeso y obesidad. 

Contaminación ambiental

Responsable del 21% de las muertes por ictus. También se asocia con la aparición de infarto, de cardiopatía isquémica, según ha añadido Ignacio Fernández Lozano, presidente electo de la Sociedad Española de Cardiología. 

Estrés

El estrés crónico eleva muchos de los factores de riesgo de ictus, como son la hipertensión arterial, la resistencia a la insulina, eleva un estado inflamatorio en el organismo… Aunque no parece una tarea fácil hay que intentar modular la presión externa para manejar mejor el estrés con técnicas de relajación, meditación, yoga, ejercicio regular, respiraciones que nos ayuden a relajarnos… 

Cambios en el estilo de vida

Además de controlar de forma farmacológica los factores de riesgo del ictus tal y como los haya pautado nuestro médico, también hay otros cambios en el estilo de vida que debemos cumplir. 
Evitar sal en la dieta. 
Seguir una alimentación sana y, a ser posible, que se acerque lo más posible a la dieta mediterránea. 
Realizar ejercicio. 
Dejar de fumar, evitar el consumo de drogas y de alcohol. 
Pérdida de peso en el caso de sobrepeso u obesidad. 
Seguir y cumplir los tratamientos indicados por el médico para hipertensión, colesterol, diabetes o cualquier otra enfermedad cardiovascular. 
Disminuir los estímulos estresantes.

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