La neumonía, cuyo día mundial se conmemora el 12 de noviembre, es una de las enfermedades más frecuentes y, afortunadamente, existe tratamiento eficaz frente a ella. Sin embargo, puede complicarse, en cuyo caso la tasa de mortalidad no es despreciable. Conocer los factores implicados en su gravedad y qué personas tienen más riesgo son las claves para aumentar la supervivencia.
Esta patología constituye la primera causa de muerte por enfermedad infecciosa y afecta anualmente a entre 2 y 5 adultos por cada 1.000 habitantes. Se trata de una inflamación del pulmón debida a un agente infeccioso (bacterias, virus, hongos).
La gran mayoría de las neumonías están causadas por la bacteria conocida como neumococo (Streptococcus pneumoniae). Se transmite de persona a persona, por contacto con las secreciones nasales, y es más fácil su difusión en ambientes cerrados como colegios, residencias de ancianos y otros espacios compartidos.
“Hay otras bacterias que causan neumonía, como la legionela, y también puede ser de origen vírico, pero la más habitual es el neumococo”, confirma Sergio Alcolea, jefe de sección de Neumología del Hospital Universitario La Paz, de Madrid. Otros ejemplos de neumonía bacteriana son las originadas por Mycoplasma pneumoniae o Moraxella catarrhalis. Entre los diversos virus que pueden estar implicados, cabe citar el de la gripe y, últimamente, el coronavirus SARS-CoV-2. El experto puntualiza que las neumonías en pacientes con gripe se deben casi siempre a una coinfección bacteriana, mientras que las producidas por el propio virus gripal son mucho más raras y se dan principalmente en pacientes especialmente vulnerables, como los que tienen problemas de defensas (inmunodeprimidos).
El agente causal de la neumonía no siempre constituye un indicador de su gravedad, sobre todo si se tiene en cuenta que la mayoría de los casos se deben a una única bacteria. Por eso, para aventurar el pronóstico hay que considerar otros factores. Entre ellos, el contexto o lugar en el que se contrae la infección.
Neumonía intra y extrahospitalaria
Se puede hablar de dos tipos bien definidos de neumonías: extrahospitalaria (o adquirida en la comunidad) e intrahospitalaria (también llamada nosocomial). Esta última se manifiesta transcurridas 72 horas o más del ingreso del paciente en el hospital y habitualmente es más grave por diversos motivos que se resumen en dos: los pacientes hospitalizados están en peores condiciones que la población general y las bacterias que se contraen en el hospital suelen ser más virulentas. “En el hospital se produce una selección natural de las cepas bacterianas más resistentes a los antibióticos”, resalta Alcolea.
Por otro lado, las neumonías hospitalarias pueden estar causadas por enterobacterias -que representan un problema de salud pública debido a su facilidad de transmisión y dificultad de tratamiento- e, incluso, pueden ser polimicrobianas.
Edad y otros factores que hacen que la neumonía sea más grave
Hay factores especialmente determinantes de la gravedad y, por lo tanto, del peor pronóstico de la neumonía:
En los extremos de la vida, es decir, en la vejez y la niñez, la neumonía supone un mayor peligro para la vida.
Las otras patologías (comorbilidades como, por ejemplo, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica o EPOC) que sufra el paciente pueden llevar a que, finalmente, se complique aún más su estado general cuando contrae neumonía.
Sufrir enfermedades que afectan al sistema inmune puede aumentar el riesgo de neumonía grave y no solo por neumococo, sino por otros gérmenes menos habituales que no causan ninguna patología al resto de la población.
Factores asociados a la mortalidad por neumonía
En general, la tasa de mortalidad en pacientes tratados de forma ambulatoria es inferior al 1%, mientras que entre los que requieren hospitalización oscila entre el 5% y el 15% y llega hasta el el 20% o, incluso, el 50% en los pacientes que han sido ingresados en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI).
Existen varios factores de riesgo que se asocian con la mortalidad en pacientes con neumonía:
Bacteriemia o presencia de microorganismos en la sangre.
El ingreso en la UCI.
Padecer enfermedades crónicas.
Que la neumonía sea causada por un patógeno resistente a los antibióticos (Staphylococcus aureus, Pseudomonas aeruginosa, Enterobacteriaceae…).
Cómo prevenir la neumonía y su agravamiento
El neumólogo del Hospital La Paz ofrece lo siguientes consejos para prevenir la neumonía y, una vez contraída, mejorar su pronóstico:
Llevar un estilo de vida saludable: dieta mediterránea, no fumar, reducir el consumo de alcohol.
Favorecer la expulsión de mucosidad.
Seguir los tratamientos crónicos a rajatabla.
Vacunación frente al neumococo (niños hasta los 5 años, personas mayores de 65 y ciertos grupos de riesgo) y la gripe.