26 diciembre, 2024

Estos son los riesgos de aguantarse un estornudo


El “¡achís!”, seguido del “Jesús”, seguido del “gracias”. El frío devuelve a la cotidianidad de la gente esta reacción en cadena. Los estornudos, junto con la tos, componen la banda sonora de los resfriados que acompañan la bajada de temperaturas. “Se trata de una respuesta a una irritación de cualquier tipo de la mucosa nasal”, afirma a CuídatePlus Lorenzo Armenteros, portavoz de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG). 
El experto señala que el mecanismo por el que se produce esta irritación puede ser biológico, químico, físico o debido a un cambio de temperatura, “pues salir de una caliente a otra más fría nos hace estornudar”. Este mecanismo, continúa, manda una orden al cerebro, “que va a intentar expulsar aquello que ha irritado la mucosa” a través de una gran cantidad de músculos que se ven involucrados en este acto, desde el esófago hasta, a veces, esfínteres. “Incluso la musculatura de los ojos participa, por eso es imposible estornudar con estos abiertos”, añade el experto. 
María Varela Patiño, miembro del Grupo de Enfermedades Infecciosas de la SEMG, entra más en detalle sobre esta reacción del cuerpo: “Es un acto reflejo de expulsión súbita e involuntaria de aire desde los pulmones hacia las fosas nasales y la boca que puede estar provocado por diversos agentes o sustancias, habitualmente por partículas extrañas que causa irritación de la mucosa nasal”. La especialista destaca que en realidad se trata de una importante protección de las vías respiratorias para impedir el paso de partículas extrañas de la nariz a los pulmones.

Por qué no se debe evitar el estornudo

Cuando el estornudo viene, viene. Ni ponerse la mano en la nariz, ni intentar pararlo de cualquier otra forma es aconsejable. Según Armenteros, “si evitamos el estornudo, estamos creando una hiperpresión retrógrada que puede afectar de diferentes maneras. En algún caso, se puede desarrollar una hiperpresión arterial y en el cerebro, así como en la zona de los dientes cuando hemos tenido un arreglo en los mismos. Se genera una retracción hacia atrás que puede ser negativa”. 
Más allá de consecuencias vasculares, cerebrales o pequeñas hemorragias oculares, otro órgano que podría resultar afectado es el oído: “En la comunicación de las fosas nasales con el oído se produce una presión tan grande de dentro hacia fuera que en algún caso podría incluso fisurarse o romperse el tímpano con un estornudo evitado”. 
Eso sí, aunque no se debe frenar esta reacción, sí hay que taparla para proteger a los demás. En este sentido, el especialista advierte que el aire puede salir a 150 km/h y a “una distancia tremenda”, diseminando así el microorganismo que podría estar irritando la mucosa nasal. 
Por ello, la forma correcta de tapar un estornudo es bien con la parte anterior del codo o con un pañuelo. “Hay que cubrirse la nariz y la boca con un pañuelo desechable y echarlo en la basura o utilizar la parte superior de la manga para cubrirse la boca y la nariz por completo. Con ello, impediremos esparcir los microbios y contagiar al resto de personas”, matiza Varela, quien recuerda que en caso de estar enfermo, es conveniente evitar el contacto físico con otras personas y alejarse de ellas antes de toser o estornudar. 

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