Alrededor de la alimentación giran numerosos bulos, pero uno de los que más vueltas da es el de que el licor es digestivo. Tal y como explicó el médico y divulgador Fernando Fabiani en el programa de televisión Despierta Andalucía, se trata de “un absoluto mito”.
De hecho, el alcohol tiene precisamente el efecto contrario a facilitar la digestión. Por una parte, esta sustancia “enlentece el vaciado gástrico, es decir, el estómago se queda lleno más tiempo”, afirmó el experto, quien añadió que estas bebidas también ralentizan el tránsito intestinal, especialmente aquellas con más grados de alcohol. “Cuanto más alcohol hay, más digestivo, es otro mito”, aseguró.
Asimismo, el alcohol aumenta el reflujo, por lo que la sensación de que “la comida se te repite”, incrementa. Esto puede incomodar especialmente a las personas que sufren ardores con frecuencia, según detalla Fabiani.
El licor de hierbas tampoco se salva
No, ni el famoso chupito de hierbas hará que mejore la digestión. Como bebida alcohólica que es, entra en el mismo saco de los riesgos que su consumo conlleva.
“Hoy en día no se ha encontrado ninguna evidencia científica sólida que pueda concluir que las bebidas destiladas en general, ni las de hierbas en particular, tengan efectos beneficiosos en la digestión. No deja de ser una bebida con una alta cantidad de alcohol etílico y, por lo tanto, perjudicial para la salud”, detalla Maite Ibáñez, miembro de la Comisión de Sanidad del Colegio Oficial de Dietistas-Nutricionistas de la Comunidad Valenciana (CODiNuCoVa).
Acerca de por qué se ha podido extender la falsa creencia de que estos licores favorecen la digestión, la experta apunta que los licores de hierbas forman parte de la gastronomía y de la cultura desde hace siglos. “La fitoterapia o el uso de productos de origen vegetal con una finalidad terapéutica ha sido esencial en las prácticas de sanación de la casi totalidad de las culturas. Inicialmente, alquimistas y farmacéuticos recurrían a plantas para aprovechar sus propiedades beneficiosas y, dentro de estas, la capacidad de poder mejorar las digestiones ha sido ampliamente utilizada”, subraya.
La dietista-nutricionista agrega que, en su origen, estas bebidas venían de vinos aromatizados o especiados que consumían romanos y celtas. Sin embargo, “tras la aparición de la destilación alcohólica en la Edad Media, el vino se sustituyó por aguardiente, dando lugar a la aparición de los licores” tal y como los encontramos en la actualidad.
La nutricionista indica que debido a que algunas hierbas como la endrina (incluida en el pacharán o en la manzanilla) que se usan también para licores de hierbas tienen propiedades beneficiosas para la digestión, “es fácil que el boca a boca ‘extienda’ estos beneficios a los productos que las contienen”. No obstante, recuerda: “No podemos olvidar la presencia de alcohol etílico en estas bebidas. Su sola presencia ya hace renunciar a cualquier posible beneficio. Si a esto le añadimos que estos licores también pueden ir endulzados con azúcares, incrementamos el riesgo de sufrir alguna patología”.