Ha costado, pero el mensaje empieza a calar: la obesidad sí es una enfermedad y así lo reconoce el 80% de los españoles. Otros datos no tan alentadores, sin embargo, reflejan que el conocimiento acerca de la patología, que padece una de cada cinco personas en este país, sigue siendo insuficiente. En este sentido, el 76% de la población cree que un estilo de vida poco saludable es la principal causa para sufrirla. Pensar que solo con dieta y ejercicio se puede acabar con la obesidad es quedarse en la superficie del problema.
Estas cifras son algunas de las más llamativas que se desprenden de la “Encuesta sobre el conocimiento de los españoles en torno a la obesidad”, con más de 3.000 participantes y promovida por Novo Nordisk con el apoyo técnico de GAD3. Sobre sus resultados, Mar Malagón, presidenta de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO), ha insistido en la importancia de trabajar sobre la creencia de que la obesidad se evita con unos hábitos de vida saludables. “Se trata de una enfermedad multifactorial. El estilo impacta, pero hay otros factores que contribuyen”, ha explicado durante la presentación del informe.
Por una parte, hay que tener en cuenta la influencia de los factores genéticos, además de los biológicos, como la menopausia o el embarazo. “En la mujer, y concretamente en el periodo de la menopausia, se produce una caída en los niveles de estrógenos que, entre otras cosas, pueden contribuir a una ganancia de grasa abdominal, lo que incrementa el riesgo de enfermedad cardiovascular”, ha resaltado la experta.
Por otra, los factores ambientales, y es que “el calentamiento global se asocia a un aumento de la obesidad”. La experta ha añadido que existen otros elementos menos conocidos, pero que también están involucrados de alguna manera con la patología, como la falta de sueño o ciertos medicamentos.
Más cifras: practicar ejercicio (65%) y seguir un régimen de adelgazamiento (60%) son las medidas que más encuestados llevarían a cabo para bajar de peso como primera opción. Solo un 13% estaría dispuesto a recibir tratamiento farmacológico, un porcentaje menor a otras alternativas, como el ayuno intermitente (18%). “Se necesita todavía formación para el profesional sanitario para que realmente sea capaz de ofrecer la información que el paciente necesita. Hay que tener conocimientos sobre la oferta de tratamientos”, ha destacado Malagón, quien ha apuntado que al igual que nadie va a cuestionar a un paciente que acude al médico para tratar la hipertensión, “el mismo razonamiento de justicia debe aplicarse a las personas con obesidad”.
Elena Chaves, consultora de GAD3; Mar Malagón, presidenta de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO); y Alba Ruiz, directora de Comunicación y RSC de Novo Nordisk España. (Foto: Novo Nordisk)
Impacto emocional de la obesidad
No reconocer la obesidad como enfermedad también tiene un importante impacto emocional. Los pacientes no acuden a consulta porque creen que el problema es suyo y que solo ellos lo pueden solucionar mediante el “menos plato y más zapato”. De nuevo, el error de creer solo en la dieta y el ejercicio.
Así, la presidenta de la SEEDO ha aludido a la percepción de que todo se puede con la voluntad y la responsabilidad individual: “Los pacientes interiorizan que están obesos por su culpa, lo que crea un estigma social que lleva a una mayor tasa de depresión y ansiedad y que incide en la calidad de vida”.
“Hay que ver esta enfermedad multifactorial de forma íntegra. Lo que planteamos es un programa personalizado con un impacto genético, emocional, farmacológico, etc., según las necesidades de cada paciente”, ha insistido la especialista, quien ha agregado que tiene que el plan propuesto por el profesional sanitario debe ser flexible y adaptado a las condiciones socioeconómicas de las personas, viendo cuáles son los factores que más han influido en su obesidad.
Preocupaciones de la obesidad: mujeres vs hombres
La salud cardiovascular es el factor con una mayor influencia en los hombres a la hora de cuidar su peso (en el 34% de ellos), mientras que la emocional lo es en las mujeres (33%).
De las más de 200 comorbilidades asociadas a la obesidad (enfermedad cardiovascular, afectación de las articulaciones, hígado graso, diferentes tipos de cáncer, infertilidad…), las que más preocupación generan a los españoles son las enfermedades cardiovasculares (33%), el cáncer (19%), el dolor y la afectación de las articulaciones (12%) y la depresión y ansiedad (12%).
Para Malagón, “además de ser una enfermedad en sí misma, la obesidad también es un factor de riesgo del desarrollo de otras comorbilidades o enfermedades asociadas. De ahí la relevancia de que la población sea consciente de que la obesidad o el sobrepeso no son solo una cuestión de peso, sino de salud en general”.