Fernando Juan Lima, presidente del festival marplatense y la actriz Graciela Borges / Foto: Diego Izquierdo.
El trabajo de recuperación de material censurado por el Ente de Calificación Cinematográfica entre 1968 y 1984, fue el eje de una de las actividades centrales de la cuarta jornada del 38° Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, en la que se presentó el libro “Fundido a Negro. Cine y censura a 40 años del retorno de la democracia”.”La censura es tan horrible, está tan fuera de nuestros corazones”, expresó en el inicio del encuentro Graciela Borges, una de las artistas que aportó su testimonio en esta publicación de más de 130 páginas, editada por el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa), para el festival marplatense.Borges aseguró que “la censura viene con una parte atroz, que es que lo que se hace después se hace con miedo”. Mariano Llinas, Juan Lima, Borges y Andrés Di Tella en la presentación / Foto: Diego Izquierdo.
Junto a ella participaron en la presentación, que se desarrolló en el Espacio Chauvín, los cineastas Andrés Di Tella y Mariano Llinás.Intervino además como moderador Fernando Juan Lima, presidente del festival, quien calificó al libro como “un trabajo en marcha”, y precisó que compila una memoria institucional sobre la censura “como estandarte de la falta de democracia”, testimonios de referentes de la actuación como Borges y la cinematografía como Manuel Antín, “atravesados por la censura a lo largo de su vida”, y también reflexiones de un abanico amplio de autores, que incluye a la guionista y productora Albertina Carri, o los juristas Roberto Gargarella o Raúl Zaffaroni.En la presentación se proyectó una breve compilación con recortes hallados durante el trabajo de recuperación realizado sobre el material conservado en la Cinemateca Nacional del Incaa. El libro puede descargarse gratuitamente de la página del festival / Foto: Diego Izquierdo.
La proyección ofreció un popurrí de desnudos, toples, escenas criminales, insultos, algún uso irónico de la palabra “pito”, una escena de Jane Fonda mientras orina en un baño en “No robarás a menos que sea necesario” (1977) y simbologías nazis.Por momentos conmovida, Borges recordó el impacto de la censura incluso en los primeros años tras la recuperación de la democracia, y al igual que en el texto aportado para el libro se refirió a situaciones vividas durante el rodaje de “Kindergarten”, el clásico de 1989 y ya en democracia dirigido por Jorge Polaco.”Lo padecimos de un modo intenso, y lo triste es que hayan cortado la carrera de alguien que filmaba de otra manera. Era muy impresionante”, evocó.Recordó en ese sentido las denuncias sufridas mientras filmaban una escena con dos niños en los bosques de Palermo: “Una señora levantó una calumnia y dijo que estábamos utilizando niños para escenas pornográficas, una cosa absurda. La verdad es que la pasé negra”. Una de las páginas con fotogramas marcados, tal como se indicaban los cortes en el fílmico / Foto: Diego Izquierdo.
La actriz consideró además que “la censura viene con una parte tan atroz”, porque “Polaco se preguntó incluso si estaba haciendo algo malo, y lo que vino después estaba hecho con miedo, lo quebraron”.”Abajo la censura, la libertad sirve, no para proclamarla en partidos políticos, sino para decir somos esto que hacemos”, expresó.Lima precisó por su parte que el libro tuvo inicialmente una edición online, que puede descargarse de manera gratuita desde la web del festival, en línea con el foco puesto en los 40 años de la recuperación democrática de esta edición, y que en el futuro cercano buscarán que una versión ampliada se publique también de manera impresa.Coincidió en subrayar que “la censura continuó incluso tras la recuperación democrática” en algunos casos, y destacó además que la escenas mutiladas permiten ver “la perversión de la mirada del censor, y la profunda estupidez”.En línea con Borges, invitó además a reflexionar desde la memoria sobre “cómo el miedo a la censura te puede quebrar”.Di Tella recordó durante la presentación la suerte errática del filme “Montoneros. Una historia”, que realizó en 1994 para la televisión, y cómo “pasó completamente desapercibido” el hecho de que aunque el trabajo se dividía en dos partes, la segunda nunca fue emitida pese al éxito de audiencia de la primera.Llinás, por su parte, reflexionó sobre por qué censuraron escenas como las que fueron proyectadas para ilustrar el encuentro.”Si yo tuviera que arriesgar, diría que el censor consideraba que era de mal gusto”, dijo, y señaló a su vez que “la censura permite ver el negativo, que es la cabeza del sensor”.