Los motivos por los que es conveniente comer despacio son múltiples y la mayoría nos suenan a todos. ¿Quién no ha oído decir que ingerir rápido engorda? Es cierto, aunque la relación no sea directa y lineal. Las evidencias científicas se acumulan y cada vez son más los estudios que revelan que la velocidad de la ingesta influye en el peso corporal y la adiposidad. También hay otras razones más desconocidas para empezar a tomarse la alimentación de forma más relajada. Por ejemplo se ha podido constatar que comer rápido se relaciona con un aumento de los niveles de triglicéridos en la sangre, con la consiguiente elevación del riesgo cardiovascular.
Los expertos en alimentación advierten que la rapidez se ha convertido en la tendencia general a la hora de comer. La dietista-nutricionista Laura Jorge, fundadora del Centro de Nutrición, Psicología y Salud Laura Jorge, lo atribuye a los tiempos que corren: “Hoy en día vivimos en una sociedad que nos hace ir con prisas siempre”. Comemos cada vez más deprisa “para que nos dé tiempo a todo”. Además, ya ni siquiera nos resulta extraño “que muchas personas coman mientras trabajan, ven la televisión o usan el teléfono móvil, lo que fomenta una menor atención al acto de comer y un ritmo más rápido”.
Por qué es importante comer despacio
La dietista-nutricionista expone el motivo fundamental por el que es conveniente comer de forma pausada: “Es importante comer despacio porque nuestro cerebro necesita unos minutos para darse cuenta de que está comiendo y que nosotros podamos empezar a sentir saciedad”. Por eso, si comemos muy rápido, “será más fácil comer más cantidad de la que necesitamos y, además, puede que esta comida nos siente peor”.
Efectos psicológicos de comer demasiado deprisa
No hay que olvidar una razón adicional no menos relevante: ingiriendo despacio aumentamos el placer de comer. En palabras de Jorge, “comer rápido afecta psicológicamente al reducir el disfrute de la comida y desconectar de nuestras señales de hambre y saciedad”. Asimismo, “puede aumentar el estrés y la ansiedad al reforzar un estilo de vida acelerado”, en tanto en cuanto “la falta de atención plena al comer dificulta una relación saludable con la comida”. Comer despacio, en cambio, “mejora nuestro bienestar emocional y promueve una conexión más consciente y sana con los alimentos”.
A casi nadie le resulta ya extraño que muchas personas coman mientras trabajan, ven la televisión o usan el teléfono móvil. (Foto: Shutterstock)
Consejos y trucos para comer más despacio
Como punto de partida para abandonar las prisas excesivas y promover un cambio de hábitos, la dietista-nutricionista señala que, de cara tomarnos la comida de forma más relajada “es importante practicar la atención plena o mindfulness, enfocándonos en los sabores, olores y texturas de los alimentos sin distracciones como pantallas o trabajo”. En este sentido, cree necesario “intentar crear un ambiente tranquilo, masticar despacio y dedicar tiempo a las comidas; esto nos ayudará a disfrutar más de la comida y a mejorar nuestra digestión”. Además, apunta que “planificar los horarios y compartir el momento con familia o amigos fomenta una conexión emocional positiva con los alimentos y reduce el estrés asociado a comer con prisas”.
Laura Jorge propone los siguientes consejos o trucos para comer más despacio:
Mastica más veces cada bocado.
Pon los cubiertos sobre la mesa después de cada bocado para evitar comer de forma automática.
Come sin distracciones: apaga la tele, guarda el teléfono y céntrate en disfrutar de la comida para evitar comer de manera inconsciente.
Toma pequeños bocados para alargar el proceso de masticar y saborear.
Bebe un poco de agua entre bocados para reducir el ritmo.
Cronométrate e intenta que tus comidas duren cerca de 20 minutos, con el fin de fomentar el hábito de comer más despacio.
Practica el mindfulness: concéntrate en los sabores, texturas y aromas de cada alimento, disfrutando plenamente del momento.
Come en compañía para fomentar las conversaciones que ralentizan el ritmo de la ingesta.