Si la fresa es el rojo de la primavera, la granada es el del otoño. Lo cierto es que el color es el único rasgo físico que este fruto puede compartir con otros, pues su original apariencia, tanto por fuera como por dentro, lo convierten en un alimento de lo más distintivo. Procedente de Asia, Persia y Afganistán, esta fruta redonda sobrevivía a las largas distancias que los comerciantes recorrían por el desierto gracias a su gruesa piel. Esta permitía que conservara todas y cada una de sus propiedades, que, como destaca Paz Pérez, dietista-nutricionista, son variadas.
El interior de la granada está dividido, por una membrana blanquecina, en varios lóbulos que contienen numerosas semillas revestidas con una cubierta, llamada sarcotesta, y rellenas de pulpa roja y jugosa. “La granada es un fruto rojo y, principalmente, un antioxidante”, afirma la experta, quien añade que esto hace que el alimento ayude sobre todo a eliminar los radicales libres y a proteger al organismo frente a los mismos. De esta forma, favorece que disminuya la inflamación.
Por otra parte, es una fruta muy rica en vitamina C. ‘‘Cuando hablamos de esta vitamina, siempre pensamos en la naranja, pero la granada tiene mucha también, lo que ocurre es que como no se come entera como en el caso de la naranja, no se aprovecha tanto las propiedades’’, indica. El ácido cítrico, que confiere el sabor ácido, potencia la acción de la vitamina C.
La experta señala que al ser antioxidante y antiinflamatorio, este alimento favorece mucho la digestión, sobre todo en personas con problemas digestivos, como la colitis ulcerosa. Asimismo, la granada ayuda contra la artritis reumatoide: ‘‘No es la que vaya a eliminar ni mucho menos, pero sí reduce la continuidad de la enfermedad, así como el dolor’’.
Otro beneficio más: la granada es una buena aliada de la salud cardiovascular. De nuevo, gracias a su efecto antiinflamatorio, reduce la presión arterial y mejora el flujo sanguíneo. Además, tiene importantes ventajas sobre la memoria y el plano cognitivo.
Eso sí, Pérez recuerda que para aprovechar todas las propiedades y beneficios de la granada no basta con comer una esporádicamente. Es conveniente incluir este alimento de forma habitual en la dieta.
¿Todo el mundo puede comer granada?
En la población sana no hay inconveniente alguno en comer este fruto, incluso se puede hacer diariamente. En algunos casos, eso sí, habría que controlar su ingesta, sobre todo si se toma en forma de zumo, que es un concentrado de azúcares. La nutricionista consultada por CuídatePlus subraya que personas con diabetes o con hígado graso, tendrían que regular este consumo.