26 diciembre, 2024

¿Por qué escuchamos canciones tristes cuando estamos de bajón?


La música, como el arte en general, busca consolar, confortar, alegrar, angustiar, apenar. En definitiva, emocionar. De los verbos citados, quedémonos con los dos primeros. En las canciones encontramos muchas veces el consuelo que necesitamos en momentos complicados. Y es curioso que en ese aliento se haya convertido en un clásico recurrir a artistas como Álex Ubago. Tristeza correspondida con tristeza, ¿por qué?
“La música estimula nuestras emociones porque tiene tono, melodía y sonido. Todo ello conecta directamente con nuestro cerebro más emocional”, afirma Guillermo Fouce, psicólogo y presidente de la Fundación de Psicología sin Fronteras. El experto apunta que estudios demuestran que la música ayuda a pacientes que sufren las últimas fases del Alzheimer y se encuentran en un estado prácticamente vegetativo “a moverse, a reaccionar y a sonreír. A tener emociones”. 
De hecho, nuestro lado emocional conecta mucho más con las canciones que el racional. Según Fouce, es frecuente que prestemos poca atención a lo que escuchamos. “Simplemente, lo repetimos y disfrutamos”, señala. Cuando nos sentimos afligidos, continúa el experto, “todo lo que recordamos y vemos tiene un tinte de tristeza. Las emociones que en un momento determinado sentimos transforman nuestros recuerdos y nuestras vivencias y, por eso, evocamos más cosas”. Así, recuerdos positivos pueden convertirse en tristes debido a la situación que la persona está viviendo. 
Por otra parte, el reconocimiento en la canción es un elemento clave, pues gracias a él conectamos con experiencias personales. “Hay una influencia de la identificación con la letra, la melodía, el cantante, el ritmo o el estilo”, comenta Fouce, quien alude también a la asociación que se produce entre determinadas canciones y situaciones y momentos concretos. 

Los beneficios de escuchar música triste

La música no es sólo beneficiosa como tratamiento para abordar enfermedades como el Alzheimer, también lo es como ayuda para gestionar nuestras emociones. Una revisión que analizó los efectos de este tipo de melodía sobre nosotros, recuerda que, a pesar de que la tristeza se presenta como una emoción negativa, también se asocia con cierto grado de placer. El trabajo concluye que, entre los beneficios psicológicos de escuchar estas canciones, encontramos la “regulación del estado de ánimo” y la generación de “sentimientos empáticos que están causados, por ejemplo, por el recuerdo y la reflexión sobre eventos pasados”.  
Así, escuchar música triste puede dar la sensación de catarsis emocional, lo que ayuda a liberar y procesar sus emociones negativas. Es una forma de validar sentimientos de soledad o de melancolía. 
Por otra parte, también hay que considerar el componente neuroquímico que se produce en nuestro organismo. Un estudio publicado en la revista Nature Neuroscience demostró que aquella música que conecta con nuestras emociones más tristes provoca la liberación de dopamina en el pico de excitación emocional durante la escucha de música. En concreto, la dopamina es un neurotransmisor del sistema nervioso central, que, entre sus funciones principales, destaca la de regulación del estado de ánimo.  
Asimismo, la dopamina ocupa un papel clave en el sistema de recompensa del cerebro. En respuesta a estímulos placenteros, se libera y actúa como refuerzo positivo. 

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