10 diciembre, 2024

¿Problemas para ir al baño fuera de casa? Así puedes evitarlos


Los hábitos intestinales se suelen trastocar durante los viajes, pero muchas personas también experimentan dificultades para defecar fuera de casa en su día a día. No pueden hacerlo en el trabajo o en urinarios públicos; solo en su propio baño. Se suele atribuir a un estreñimiento pasajero, pero no siempre lo es. Puede ser lo que se conoce como parcopresis.
La cosa se complica en aquellas personas que tienen que viajar a menudo o trabajan durante largas jornadas y son totalmente incapaces de hacer de vientre fuera del inodoro de su hogar. También hay individuos que no pueden hacer pis en baños públicos (paruresis).

Por qué se produce y qué factores influyen

Dentro de la parcopresis se pueden diferenciar dos situaciones diferentes, según explica a CuídatePlus Pedro Mora, jefe de Servicio de Aparato Digestivo del Centro Médico Quirúrgico de Enfermedades Digestivas (CMED):
Cuando estamos fuera de casa por un viaje, vamos a casas de amigos o parientes o en el trabajo. Es un estreñimiento puntual. 
 
Cuando hay una fobia irracional que surge al intentar defecar en un baño público o sin tener la privacidad necesaria.
El primer supuesto se calcula que puede afectar a un 10% de la población, mientras que el segundo es más infrecuente, pero no es tan raro como cabría pensar. En palabras de María González, psicóloga de Instituto Centta, “este tipo de síndromes se consideran la segunda forma más frecuente de fobia social, tras la fobia a hablar en público y por delante de la ereutofobia o temor a sonrojarse en público”. La fobia social en este caso “tiene que ver con el temor a ser contemplado orinando o defecando o a hacerse notar por medio de los fenómenos acústicos u olfativos que las acompañan”.
En lo que se refiere a las causas, Mora señala que cuando se trata de la primera situación, es decir, un estreñimiento puntual, puede deberse a que cuando estamos fuera de casa “solemos comer diferente, se ingieren más alimentos grasientos y con pan, se toma menos fruta y verdura y se bebe menos agua”. Asimismo, “cambiamos los horarios o estamos mucho tiempo sentados sin hacer ejercicio”. También puede influir el hecho de que los baños públicos estén sucios y los olores y ruidos que haya en ellos.
 
En cambio, si se debe a una fobia social “es un miedo irracional con carácter enfermizo hacia una situación que no se puede entender dentro de la lógica”, apunta González. “Tiene más que ver con el concepto de vergüenza social y la asociación que el afectado hace en de realizar el acto y el malestar que va a experimentar en ese momento o la interpretación que los demás hagan”, agrega. Esa persona “va a evitar progresivamente la exposición a esas situaciones, generando un condicionamiento negativo hacia los espacios públicos o no familiares donde hay más probabilidad de tener cerca a otras personas”.
Las repercusiones de esta conducta pueden llegar a ser muy graves: inestabilidad laboral, inseguridad económica, profundo malestar psicológico o conflictos familiares por la negativa a salir de vacaciones… “No faltan tampoco las complicaciones urológicas, como infecciones urinarias, incontinencia por rebosamiento y, en ocasiones, incluso perforaciones intestinales con su consiguiente ingreso hospitalario”, advierte la psicóloga. 
En no pocos casos, el problema suele iniciarse en la infancia, durante la escolarización, en la que los niños empiezan a no utilizar los baños del colegio. “Si no remite con el paso del tiempo estamos ante una fobia con connotaciones sociales”, resalta González, quien indica que tiene que ver “con un miedo a sentirse observado y criticado en un contexto de intimidad y vulnerabilidad, como es miccionar o defecar” y con frecuencia se observan “rasgos perfeccionistas y un alto grado de introversión en estas personas”.

Consejos para evitar la parcopresis

La prevención y el tratamiento del miedo a hacer caca fuera del lugar habitual es mucho más sencilla cuando no existe una fobia social. Estos son los consejos que ofrece el especialista del CMED:
Comer de forma adecuada y beber suficientes líquidos.
 
Realizar ejercicio físico.
 
Procurar ir al baño en horas fijas y dedicarle el tiempo necesario.
 
No tomar medicamentos que contribuyan a enlentecer el tránsito intestinal.
 
Ir preparado a los baños públicos, para poder limpiar la taza del váter.
 
Truco para acabar con el temor a ser escuchado al defecar: poner música para hacer un ruido que se confunda con el que haga la propia persona.
En los estreñimientos puntuales, si fuese necesario, Mora considera que “se pueden utilizar enemas con agua, útiles para ablandar las heces y estimular la defecación”. También opciones sencillas “como los supositorios de glicerina y, si no da resultado, algún laxante”.
Si el problema se debe a una fobia social, el tratamiento es psicológico. “Lo primero que hay que hacer es pedir ayuda”, recalca la psicóloga. “La vergüenza acompaña el padecimiento de estas personas, pero como hemos explicado es más común de lo que se piensa”.
La terapia se suele basar en diferentes técnicas psicológicas que han demostrado su eficacia en la reducción e, incluso, remisión total de diversas fobias. “Trabajamos la detección de las creencias limitantes que el paciente sostiene según su patología y su persona y en la consecución de las herramientas necesarias para hacer frente a las situaciones estresantes que la acompañan”.
González concluye que lo más eficaz para la parcopresis es un manejo “multidisciplinar, combinando nutrición con tratamiento psicológico y farmacológico con un especialista”.

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