16 septiembre, 2024

Esnifar cafeína: riesgos de la nueva moda psicoestimulante


“Nuestra novedosa mezcla de hierbas alpinas seleccionadas, que hemos refinado con cafeína, taurina y guaraná, es el estimulante definitivo. Tu despertador nasal”. Así se anuncia en internet un psicoestimulante que se administra por vía inhalada. En este caso, se trata de un producto combinado, pero también es posible adquirir cafeína pura. Es la nueva moda, al parecer importada de Estados Unidos, de esnifar cafeína en polvo.
Es una tendencia que puede parecer inocua porque se trata de una sustancia de consumo habitual a través del café. Ahí puede estar la clave de su rápida expansión. Pero no está en absoluto exenta de riesgos porque las dosis que se consumen por vía nasal suelen ser muy superiores a las que buena parte de la población ingiere en su taza de desayuno. Ni los muy cafeteros llegan tan lejos.
Benjamín Climent, miembro de Socidrogalcohol y responsable de la Unidad de Toxicología Clínica del Hospital General de Valencia, cree que se trata de “una evolución de las bebidas energizantes”. Al fin y al cabo, lo que se busca es lo mismo “un efecto psicoestimulante rápido”. 

Peligros de la cafeína esnifada

El principal problema que plantea la cafeína en polvo para esnifar radica, por lo tanto, en las dosis. Y los toxicólogos saben bien que la cafeína en cantidades tan altas puede ser muy tóxica. 
Los consumidores buscan la sensación de energía, de autoconfianza, de alerta, mejorar su estado de ánimo… Pero también tienen muchas papeletas de encontrar efectos secundarios graves. La cafeína en dosis altas relaja la musculatura lisa, tiene un efecto diurético y aumenta la secreción de ácido gástrico. Este último efecto puede generar problemas en quienes padecen enfermedades gastroduodenales. 
Las consecuencias adversas cardiacas están bien descritas: aumenta la frecuencia cardiaca, la presión arterial y la contractilidad del miocardio. Los pacientes cardiópatas son especialmente vulnerables a estos efectos, pero no son los únicos. Si se consume una dosis muy elevada, nadie está totalmente a salvo. “Puede generar problemas de palpitaciones o arritmias, tal y como vemos en gente joven que abusa de las bebidas energizantes”. Y multiplicar los efectos clásicos de la cafeína: nerviosismo, irritabilidad, ansiedad, alteraciones del sueño, insomnio…
Además, las altas dosis de cafeína aumentan la frecuencia respiratoria y producen una vasoconstricción cerebral.
Climent recuerda que la cafeína “es una sustancia que produce tolerancia y dependencia”.

Potenciación de los efectos con otras sustancias

La toxicidad de la cafeína puede ser aún mayor cuando se están tomando otras drogas o ciertos fármacos para el tratamiento de enfermedades. “Si se consumen otros psicoestimulantes que también generan efectos simpaticomiméticos -como la cocaína, las anfetaminas y muchas nuevas sustancias psicoactivas (NPS), va a haber una mayor posibilidad de efectos secundarios e intoxicaciones graves, sobre todo a nivel neurológico y cardiovascular”, expone Climent.

Dosis de cafeína muy superiores a las del café

“Todo dependerá de las dosis de cafeína; cuanto más elevada sea, más efectos tóxicos”, apunta el representante de Socidrogalcohol. “Y hay que tener en cuenta que estos productos no están regulados, por lo que no sabemos la cantidad de miligramos de cafeína que pueden contener”, añade. Se ha observado en algunos análisis que las dosis que se administran pueden llegar hasta 1.000 o 2.000 miligramos de cafeína. Teniendo en cuenta que una taza de café tiene en torno a 100 mg, queda claro que es una cantidad muy superior.
“Esto va a ir a más, seguro”, vaticina el experto. “El esnifado es una forma muy fácil de consumir y vivimos en una sociedad psicoestimulada”. Viene a ser algo así como la cultura del psicoestímulo, “sobre todo para el ocio, pero también para el día a día”. El peligro está ahí y es considerable: “Esto puede matar”, asevera Climent.

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