En este Día Mundial de la Salud Sexual, fecha en la que se ponderan los derechos sobre sexualidad, Analía Lilian Pereyra nos habla del consentimiento.
Cada 4 de septiembre celebra el Dia Mundial de la Salud Sexual con el fin de sensibilizar, informar, educar y promover el cumplimiento de los Derechos Sexuales en todo el mundo. Este año el lema es “Consentimiento”, pero ¿Qué es el consentimiento? Es el “permiso para que algo suceda o acuerdo para hacer alguna cosa”.
El consentimiento es un elemento crucial de cualquier encuentro sexual saludable, porque es fundamental respetar y valorar la autonomía y las elecciones de todas las personas. Si a vos te dicen: “Dale, hacelo hoy, que es mi cumpleaños”… Esto es manipulación, porque está usando una situación para pedirte que hagas algo. Recordá que no le debes sexo a nadie!
El consentimiento debe darse para cualquier actividad sexual, ninguna persona puede tocar el cuerpo de otra SIN PERMISO, con independencia del tipo de relación que tengamos, por ello si estás en pareja desde hace 10 años o recién se conocen, para toda actividad sexual debe darse el consentimiento.
Se requiere consentimiento antes de cualquier actividad sexual y también en muchos escenarios no sexuales, como dar besos, abrazar, tocar cualquier parte del cuerpo y también para tomar o compartir fotos o vídeos sexuales.
Las características del consentimiento son:
1-Tiene que ser libre y voluntario: No es consentimiento si hay presión, manipulación o se produce bajo influencia de drogas o alcohol.
2-Es reversible: Se puede cambiar de opinión sobre la actividad sexual en cualquier momento y retirar el consentimiento previamente dado.
3-Tiene que ser informado: Debo decir que quiero hacer tal o cual práctica.
4-Tiene que ocurrir bajo deseo entusiasta: En las relaciones sexuales se trata de hacer actos que queremos hacer, no suponer lo que debemos hacer.
5-Debe ser específico sobre lo que solicita consentimiento: Aceptar un abrazo no significa aceptar tener una relación sexual.
Si en una pareja, uno de los integrantes quiere besar y acariciar y el otro quiere sexo, hay que darse cuenta de esa discrepancia entre ambos, quizás la persona que quiere más que un beso necesita explorar otras formas de satisfacer esos deseos y no colocar a su pareja en el lugar de tener que satisfacerle.
Si te preguntás, ¿estoy haciendo esto por alguien…? Y la respuesta es sí, ahí te das cuenta de que estás al servicio de los deseos de otra persona y no de los tuyos. Recordemos que realizar prácticas sexuales sin que querer hacerlas nos conduce a frustraciones y a que cada vez tengamos menos ganas, porque si no la pasas bien, nadie quiere repetir algo frustrante. ¡Pensalo!
Una buena manera de comenzar a dialogar sobre el consentimiento es: ¿Podemos intentar hacer tal cosa…? ¿Te sentís cómoda con esto…? Y esto habilita el poder manifestar si se quiere realizar o no.
Y además de decir explícitamente es importante la manifestación del tono e inflexión de la voz y el lenguaje corporal como otras maneras de expresar el consentimiento.
El silencio NO es consentir, si hay silencio y rigidez corporal, si no hay contacto visual asertivo es porque la persona está diciendo que no quiere hacer eso.
El consentimiento debe ser lo más claro posible con nosotros y nosotras mismas y con los demás.
Por una sexualidad libre y placentera.
Lic. Analía Lilian Pereyra
Sexóloga Clínica y Educativa
IG: licenciadaanaliapereyra